Los argentinos que quieran seguir a la selección en el Mundial de Sudáfrica 2010 deberán pensar en ahorrar mucho dinero, dado que los valores más baratos, ya son caros
Cada cuatro años se repite el ritual: cientos de miles de personas de todo el mundo desembarcan en el país anfitrión de la Copa de fútbol para alentar a sus equipos, y los argentinos no son la excepción.
Algunos, incluso, vienen ahorrando desde el último mundial, Alemania 2006, mientras que los que recién comienzan todavía tienen un año para juntar el dinero.
Pero ¿cuánto va a ser necesario reunir para poder viajar a Sudáfrica a alentar al equipo de Maradona?
Para empezar, los viajeros argentinos no tendrán que pagar visa. Sólo es necesario tener pasaporte argentino con dos carillas en blanco (para sellar la entrada y la salida) y que tenga 30 días de validez desde la fecha en que está programada la vuelta. La Copa del mundo se disputa en invierno, por lo que no es necesaria la vacuna contra la malaria.
En cuanto al viaje, todo depende de la opción que se tome: lo más seguro es comprar un paquete que incluya las entradas a los partidos. Por el momento sólo dos agencias están habilitadas por la FIFA para vender las entradas: Mundoreps y Rotamunds.
El paquete más barato sale u$s 6.403, a lo que hay que sumarle u$s 640 de impuestos y u$s 211,20 de entradas.
El combo incluye los aéreos Buenos Aires-Sudáfrica-Buenos Aires, 10 noches de alojamiento en un hotel 3 estrellas sobre base doble y la posibilidad de ir a dos partidos de la selección (la entrada más barata sale u$s 105,3).
Es decir, sumando todos los conceptos, poco menos de u$s 7.300.
Teniendo en cuenta que el dólar está a $3,84 la suma asciende a $ 28.000, aproximadamente.
Pero no hay que olvidar que el Presupuesto del año próximo (que hoy se trata en el Congreso) prevé un dólar promedio a $3,95, con lo cual el monto escalaría a casi $ 29.000.
Pero todavía hay más: el paquete incluye los traslados internos que haya que hacer desde el hotel hasta el estadio, pero no incluye comidas, ni gastos extra.
En Johanesburgo, una cena para dos personas, con un plato principal y un vino o cerveza, cuesta entre u$s 15 y u$s 20.
De acuerdo con el famoso “índice Big Mac”, el sandwich más popular de McDonald’s se consigue en Sudáfrica por alredor de 2,5 dólares.
Por otra parte, el alquiler de un auto por una semana cuesta hoy u$s 140.
Por supuesto, se espera que a medida que la fecha de la Copa del mundo se aproxime, estos precios varíen.
Los más gasoleros, que tienen las monedas justas para embarcarse, pueden optar por contratar cada servicio por separado, aunque también tendrán que contar con bastante de efectivo en sus billeteras.
Para empezar, el pasaje a Ciudad del Cabo por aerolíneas como Lan o British Airways, con una o dos escalas por vuelo, cuesta, comprado con anticipación, entre 1.400 y 1.500 dólares.
Por South African Airways, en un vuelo con menos escalas, el pasaje puede llegar a costar hasta 2.100 dólares.
La infraestructura hotelera no está demasiado desarrollada en Sudáfrica y, como se prevé que casi medio millón de aficionados en todo el mundo asistan al evento, las casas de los sudafricanos podrían ser un lugar económico para hospedarse.
Otra alternativa para “billeteras flacas” serán los albergues para mochileros, que se encuentran por todo el país.
Son baratos, limpios y las habitaciones son compartidas, al igual que el baño. Es difícil estimar el precio que tendrá, pero sí se puede saber cuánto cuesta en estos momentos este tipo de alojamiento: entre u$s10 y u$s15 por noche.
También campings, departamentos para turistas, cabañas rurales y granjas. Para alojarse en estos lugares bastaría un presupuesto de u$s10 diarios.
En cambio, los precios de hoteles tres, cuatro o cinco estrellas en Johannesburgo o Cape Town oscilan entre 90 y 650 dólares por noche. Hoy en día es posible dormir en un hotel "decente" con baño privado por sólo u$s20.
Ahora bien, quienes no consigan hacerse del dinero necesario para poder llegar a Sudáfrica 2010 tendrá su revancha en el 2014, en Brasil, un destino mucho más conocido, habitual y cercano para los argentinos.