La marca de un dedo en la esquina de La Bella Principessa demuestra que la obra es del genio renacentista y no de un artista alemán como se creía
La Bella Principessa es el título de un cuadro que se creía de otro maetro en realidad fue pintada por el gran Leonardo Da Vinci, según la revista italiana 'Antiques Trade Gazette'.
Una huella del dedo índice o corazón que es "muy similar" a la encontrada en un 'San Jerónimo' del pintor renacentista y que conserva el Vaticano es la clave para atribuir la obra a Da Vinci.
"Capturarla nos llevó al menos dos horas y después tuvimos que estudiar más de 20 gigabytes de datos", señaló Jean Penicaut, responsable de la empresa Lumière Technology propietaria de la cámara multiespectral que captó la huella.
Pero no sólo la huella dactilar sino también la prueba del carbono 14, que señala que el pergamino data de entre 1440 y 1650, y los análisis con rayos infrarrojos de la técnica del artista confirman la autoria de la obra.
El artífice de este hallazgo es Martin Kemp, profesor emérito de Historia del Arte de la Universidad de Oxford y experto en la obra de Da Vinci.
Fue él quien tuvo un "pálpito" al ver la obra y comenzó sus estudios.
Según confiesa, él fue el primer sorprendido al ver como "todo encajaba" y relatará su historia en un libro de más de 200 páginas que se publicará a finales de año.
El propio Kemp fue quien decidió rebautizar la obra como La Bella Principessa.
Un pequeño tesoro de tan solo 33 centímetros de alto por 23 de ancho, ha multiplicado su valor.
De hecho el cuadro fue adjudicado hace más de diez años en una subasta en Nueva York bajo el título de Joven de Perfil con Vestido del Renacimiento por poco más de 12.000 euros cuando ahora podría superar con creces los 100 millones de euros.
No el vano se trata del único hallazgo sobre Da Vinci en los últimos 100 años.