Un periodista denunció que el buscador más famoso es una potencia mundial sin control en internet con capacidad para destruir empresas y sitios con su poderío
Para algunos puede sonar a exageración, porque Google siempre asegura que no interfiere en las búsquedas a través de internet y que las mismas se ordenan según los complejos algoritmos creados por sus millonarios fundadores.
Pero el periodista austríaco Gerald Reischl no cree que sea así, y por eso acaba de presentar El engaño Google, donde califica a la empresa como una potencia mundial sin control en internet.
Considerado uno de los mejores buscadores de la red, Google permite a millones de usuarios de todo el mundo acceder a un universo de conocimientos e información de forma extraordinariamente rápida y organizada.
Para muchos, esta compañía ha hecho lo imposible: ordenar el caos infinito de internet y dar a los usuarios decenas de servicios gratuitos, aunque hay quienes piensan que tras tanta generosidad y buenos sentimientos se esconden motivaciones no tan nítidas.
En esa línea se coloca El engaño Google, libro recién editado en el que Reischl advierte que muchos de los que acuden con los ojos cerrados al buscador quizá no mostrarían tanto entusiasmo si supieran cómo funciona, cómo recopila información y cómo gana dinero.
Según el autor, la compañía ha crecido tanto que su hegemonía en los sectores de la información, la búsqueda y la publicidad lo convierten en "una potencia mundial incontrolada".
Pero ahí no termina todo, ya que de acuerdo a la óptica de Reischl, transforma la sociedad, afecta al aprendizaje, fomenta la cultura del copiar y pegar -tan denostada por los docentes- y actúa como el mayor registrador de datos que el mundo ha conocido".
En definitiva, "es un Gran Hermano cuya mirada pronto llegará a los lugares más recónditos de nuestra vida privada", advierte el periodista austríaco.
Reischl destaca también que en muchos países Google disfruta de una posición hegemónica al haberse convertido en el principal buscador de internet tras haber incorporado herramientas de gran utilidad, como Google Maps, su servicio de correo electrónico Gmail, las estadísticas Analytics o el sistema de noticias o de publicidad para webmasters.
El autor sostiene en El engaño Google que la mecánica de esta compañía consiste en recibir mucha información -por medio de búsquedas, descripciones de videos en YouTube, contenido de los mensajes, etcétera- para poder presentar sólo la publicidad que mejor encaje en la situación del internauta.
Como se requiere una enorme capacidad tecnológica para alcanzar este nivel de proceso de datos, la empresa de Mountain View adquiere empresas, abre nuevas ventanas de negocios y no para de investigar y de analizar información.
Reischl advierte acerca de la cantidad de datos e información de todo tipo que almacena Google, ya que guarda todos los datos que puede: cadenas de búsqueda, direcciones IP, clicks en páginas web, e incluso algunos detalles de carácter más personal, como cookies, historial y textos de las webs donde se sirven anuncios Adsense.
A diferencia de otros sitios, como Facebook, donde los usuarios introducen voluntariamente la información, cuando se realizan búsquedas en Google o se emplean algunas de sus aplicaciones y programas (Gmail, Calendar, Google Docs o Talk), se dejan infinidad de datos sin reparar en las consecuencias.
La compañía asegura que mantiene estos logs de acceso por dos razones: por un lado, porque permiten mejorar el servicio y la presentación de resultados, y por otro para mantener la seguridad del sistema (se analiza el comportamiento de los logs con el fin de detectar código malicioso).
Reischl asegura, sin embargo, que las patentes que atesora la compañía muestran un deseo claro de sacarle partido a toda esta información.
¿Cómo funciona la extracción de datos en Google? Para dar una idea, el autor sugiere echar un vistazo al servicio gratuito Google Analytics, que permite seguir al segundo la actividad de cada página web con estadísticas pormenorizadas del tráfico.
En "El engaño Google" se afirma que muy pocos internautas emplean búsquedas complejas o inspeccionan más allá de los cuatro primeros resultados que les muestra la empresa, dado que los internautas clickean sólo en el primer resultado -que suele ser Wikipedia-, porque está diseñada para localizar la mejor fuente, sino la más popular.
Según Reischl, "si la gente de Mountain View no quiere que una firma se encuentre, no se encontrará": algo así le ocurrió al sitio de subastas eBay, que durante años convivió en armonía con el buscador y en el verano de 2007 empezó a competir por el sistema de pagos en internet. De repente, eBay retiró dinero para publicitarse en Google y desapareció.
El periodista sospecha incluso de la joya de la corona del buscador, PageRank. De la misma manera que cualquier profano puede engañar, al menos momentáneamente, al famoso algoritmo de búsqueda que mide la popularidad de una página y, en función de ello, la coloca en la lista de resultados, de acuerdo a su análisis Google también puede alterar el ranking, sostiene.