Enviada especial a las Islas Malvinas

En una ceremonia que desbordó de emoción a los familiares y periodistas presentes, la presidenta Cristina Kirchner despidió al primer contingente de familiares que viaja hacia las Islas Malvinas a rendir tributo a los 649 argentinos que murieron durante la guerra contra Gran Bretña en 1982.

Son 170 los familiares que llegarán a Malvinas para protagonizar una histórica ceremonia de inauguración del cementerio de Darwin, luego de cinco años de negociaciones con Gran Bretaña.

La Presidenta pidió a los familiares que vayan a las islas a "rendir homenaje" en nombre de "40 millones de argentinos" y "de los derechos irrenunciables, inclaudicables y legítimos" que tiene el país sobre el archipiélago.

Cristina dijo: "Ustedes no solamente van a ver a sus muertos, sino a los muertos de todos, porque los muertos de ustedes son también nuestros muertos".

"Quiero que vayan con mucha fuerza, con mucha entereza, y que sepan que hay 40 millones de argentinos que les rinden homenaje junto a ustedes", declaró.

En el aeropuerto de Río Gallegos, en el que habló conmovida hasta las lágrimas, antes de despedir a los deudos que viajarán al cementerio de Darwin para la inauguración de un cenotafio, la jefa de Estado reiteró que "los miembros de la comunidad internacional algún día deberán comprender que no pueden subsistir enclaves coloniales en pleno siglo XXI".

La Presidenta agregó que "un día de este siglo un presidente argentino va a ir a rendir homenaje a sus muertos, en nombre de los derechos legítimos que tenemos sobre esas islas".

"Yo prefiero esperar, en nombre de ese derecho internacional, en nombre de ese derecho sobre Malvinas y en nombre de la paz que debe reinar en todo el mundo. Gloria y honor a los caídos en Malvinas", dijo la jefa de Estado.

Cristina llegó a las 7 al aeropuerto de Río Gallegos y tras saludar los familiares, los despidió a medida que éstos iban subiendo al avión que los trasladaría a las Islas Malvinas donde inaugurarán un cenotafio en el cementerio de Darwin, en homenaje a los caídos durante el conflicto bélico del Atlántico Sur.

Con esta ceremonia comenzarán a cerrarse años de idas y vueltas entre Argentina y Gran Bretaña, que en julio de 1999 estipularon la existencia de un monumento en honor a los argentinos caídos. El monumento fue emplazado en Darwin en 2004, y su administración quedó a cargo de la Comisión de Familiares de Caídos Malvinas.

Hoy comenzarán a llegar a Malvinas familiares de unas 20 provincias. El jueves el gobernador británico en Malvinas, Alan Huckle, dijo que el servicio de Migraciones les sellará el pasaporte a todos. Como a "cualquier extranjero" agregó, dejando en claro sus posiciones políticas.

205 familiares más viajarán el sábado que viene, para cerrar estos dos capítulos con la entronización de la Virgen de Luján al lado de la cruz mayor del cementerio, que contiene 230 cruces con tumbas de restos argentinos. No son las de todos. Son 649 los muertos en la guerra de 1982 y no todas están identificadas. Solo están señalizadas como N.N.

Como destacaron el jueves, la cancillería y la Comisión este viaje tiene igual un sentido histórico y muy emotivo. Habrá familiares que nunca vinieron y también de los fallecidos en el hundimiento del crucero General Belgrano -fueron 323 los muertos y de los de pilotos de la Fuerza Aérea, que cayeron en combate -55 y cuyos cuerpos en muchos casos no fueron localizados.

Fueron duras las negociaciones con los británicos. Como siempre, defendieron la postura isleña al negarse a que viniera un familiar por cada uno de los 649 muertos, todos juntos y en vuelos charters debido a la prohibición que impuso el gobierno de Néstor Kirchner en 2003 a los charters que en verano montaba LAN Chile para evacuar una mayor demanda turística.

Fue la entrevista de Cristina y el premier Gordon Brown de marzo, en Chile, la que destrabó el asunto. Se resolvió que por ahora se usaran dos vuelos de Lan de los que cada sábado unen Punta Arenas con Mount Pleasant y una vez al mes hace escala en Río Gallegos. Este mes bajará dos veces en Santa Cruz por familiares, pero los isleños corrieron a reservarse plazas, antes y dejaron menos espacio.