El "rojo" derrotó a Tigre por 2-1, en el estadio de Lanús, y quedó muy cerca de los punteros. Los de Gallego sufrieron un poco pero se llevaron un triunfo que ilusiona
El Rojo dio vuelta el partido ante los de Cagna y sumó su segundo triunfo consecutivo. Quedó a tres puntos del líder y se ilusiona con pelear el campeonato.
Acevedo y Matheu hicieron los goles del vencedor, mientras que Luna había puesto en ventaja al Matador que acumula seis derrotas al hilo.
Los estados de ánimo en el fútbol son clave. Tanto que a veces deciden el destino de un partido y este Independiente-Tigre bien puede atestiguarlo. Es que el Rojo, con viento a favor y envalentonado por la victoria en el clásico, venció a los de Victoria, que se encuentran en su peor momento desde que ascendieron, pese a múltiples errores, que podrían haberle costado el partido. Fue así, un choque entre derechos y torcidos, donde prevalecieron los que tienen al destino de su lado.
El comienzo fue sorpresivo. Porque la actitud avasallante de Independiente chocó contra un Tigre que sorprendió. Es que con apenas quince minutos jugados, Luna encaró con pelota dominada a un fondo mal parado, pasó y definió con categoría. Golazo que hizo prever un escenario inesperado. Pero claro, a los de Gallego la fortuna parece haberlos cobijado y apenas tres minutos después, Acevedo sacó un derechazo bajo a la salida de un tiro libre y dejó todo como estaba.
El primer cimbronazo había sido pasado con éxito por el local, que empezó a tomar más recaudos, a pesar de haber expuesto falencias defensivas por el centro y cierta inseguridad en su arquero. De mitad de cancha para adelante, fue poco lo que mostró el Rojo que siempre chocó con un Tigre empecinado en no volver a perder.
Por eso, en el complemento, Gallego se jugó su carta de arranque. Puso a Martín Gómez, el abridor de defensas que sienta a su lado y lo estacionó por la derecha. Tuvo algo más de salida, pero la ventaja se la dio otra vía: la aérea. Córner un cabezazo y el segundo, obra de Matheu, adentro. Momento clave para pegar.
Tigre acusó el recibo, pero se jugó a ir por el empate. Independiente volvió a exponer su cara más especuladora y lo plasmó con el cambio de Pusineri por Gandín. Esa variante le salió muy mal a Gallego, porque retraso en demasía a su equipo y porque el volante duró menos de diez minutos en cancha por ver la doble amarilla.
Entonces, Independiente que pudo haber apostado por sentenciar la historia y serenarse, sufrió los últimos minutos ante un Tigre herido que no empató porque la suerte le es esquiva y hoy eligió vestirse de rojo carmesí.