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21 de noviembre de 2024
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Edgar Hoover, el cazador de brujas de los Estados Unidos
Durante 37 años fue amo y señor de los secretos de los estadounidenses al frente del FBI. Conocía la vida privada de políticos y empresarios, gracias al espionaje
29 de septiembre de 2009
Edgar Hoover fue un personaje nefasto, que no dudó en cometer todo tipo de atropellos con tal de conocer, gracias a su cargo al frente del FBI, vida y obra de sus enemigos, pero también de los propios presidentes y altos funcionarios de EEUU, por si alguna vez su puestos peligraba.

Así, se mantuvo 37 años al frente del organismo de seguridad más poderoso de su tiempo, hasta que llegaron la CIA y otros.

Hoover ingresó en 1917 al Departamento de Justicia, al año siguiente encabezó el Department's General Intelligence Division (GID) y luego cuando el GID se transformó en la BOI (Bureau of Investigation) él fue nombrado asistente del director. Para esa fecha la BOI estaba muy desacreditada y se le percibía como organismo corrupto.

Hoover fue nombrado, a sus 29 años, en mayo de 1924 como Director del FBI por el Presidente Calvin Coolidge para reformar la organización, la cual era considerada como un foco de corrupción.

Primeramente, borró de un plumazo a todos los agentes que tuvieran algún grado de corrupción, eliminó de paso a probables competidores y una vez asentado en el cargo hizo un brusco giro en la forma de trabajo de inteligencia, para lo cual se rodeó de agentes leales profesionalizados.

A él se debe la institucionalización y normalización de los procedimientos del FBI, muchos de sus agentes eran además expertos contables, asesores legales y científicos. Además proveyó el estudio forense y tanatológico en la escena del crimen.

Hoover solía colocar a agentes que se enemistaban con él, como Melvin Purvis, en puestos de localidades rurales sin necesidad de FBI.

Su red de informantes le permitió obtener datos sobre la vida íntima de muchas personalidades de la época, incluida la del propio presidente de los EE.UU. Dichos datos hablaban de infidelidades, orientación sexual, orientación partidista y en especial le interesaban a aquellos que tuvieran tendencia pro-comunistas. Compiló mucha información clasificada como "Oficial y Confidencial" muy delicada, capaz de destruir política, familiar y económicamente a una persona.

Hoover se demostró como un feroz anticomunista y antisemita, sobrevivió a la gestión de siete presidentes algunos de los cuales, muy a su pesar, no pudieron destituirlo. En el Congreso, muchos senadores y congresistas vivían con temor a los expedientes que Hoover tenía sobre ellos, o que ellos temían que tuviera.

Archivos desclasificados demuestran de forma concluyente que agentes del FBI informaban a Hoover con regularidad y detalle de la actividad sexual de los políticos, tanto heterosexual como homosexual. Durante la Guerra Fría (en la década del cincuenta), el FBI investigó con minucia la vida de políticos, artistas y deportistas. Había información de Charles Chaplin -a quien contribuyó a expulsar de por vida de los EEUU-, Pablo Picasso, John Lennon, Marilyn Monroe, Elvis Presley y hasta Lucille Ball.

Cuando asumió Dwight Eisenhower, Hoover tuvo en sus manos el famoso Caso Rosenberg, donde un matrimonio de judíos alemanes fueron acusados de espías y de entregar información a espías rusos para el desarrollo de la bomba atómica.

Algunas fuentes afirman que el antisemitismo de Hoover le llevó a no corroborar los antecedentes. Ratificó que las pruebas apuntaban a que los Rosenberg eran culpables de alta traición a pesar de que los presuntos culpables clamaban inocencia y por tanto Eisenhower rechazó la petición de indulto y fueron ejecutados en la Silla eléctrica. Años más tarde, se descubrió que uno de los hermanos de la mujer ajusticiada era el verdadero culpable.

A Hoover se le atribuye haber creado una estructura de protección a la Ley; pero frecuentemente se le acusó de abusar de su poder y autoridad, extorsionando a figuras públicas notables haciéndolas ceder a sus deseos. Por alguna razón, no faltan quienes lo critican esa polémica conducta, afirmando que él juega a ser "dios" por encima de cualquier presidente.

Demostró su doble moral cuando se inmiscuyó indebidamente en los asuntos amorosos de ciertas célebres personalidades para incriminarlos, al tiempo que trató de mantener en secreto su orientación homosexual. Fue igualmente acusado de racismo.

Se condujo con notable inteligencia y supo mantenerse en el cargo a pesar de que su impopularidad; entre otros, los presidentes Lyndon Johnson y Richard Nixon intentaron despedirle del cargo, aunque fracasaron por el costo político que les implicaba.

En 1954, Hoover apoyó la acusación del científico Edward Teller y otros personajes políticos contra el físico nuclear Robert Oppenheimer, sindicándolo como espía del comunismo, esto debido a que Oppenheimer tuvo amoríos con una activista del partido comunista llamada Tean Tatlock, dicha acusación trajo la revocación de su tarjeta de seguridad y mucha desdicha al padre de la bomba atómica quien tuvo un arduo trabajo y fue objeto de una pesada investigación para limpiar su imagen hasta lograrlo pocos años de su muerte por cáncer.[cita requerida]

Investigadores de Hoover y de los hechos oscuros acaecidos durante su prolongada gestión, como el caso del magnicidio de Robert F. Kennedy, y el de John Fitzgerald Kennedy. Hay una prueba demostrada de ello [cita requerida], el 22 de noviembre de 1963, el secretario de Justicia Robert F. Kennedy estaba descansando en su casa en las afueras de Washington con su familia y se sorprendió al saber que era nada menos que Hoover, quien lo llamaba por teléfono para darle esa noticia del asesinato de su hermano, el presidente Kennedy. Luego, Bobby, ya mortificado y molesto le comentó a un amigo suyo, que lo consolaba por la muerte de su hermano, que Hoover parecía ser feliz cuando le informaba esa funesta noticia, según su tono que lo escuchó por teléfono.

Su organización lideró la llamada Caza de brujas, levantando una verdadera persecución contra los comunistas y opositores en todos los ámbitos sociales, en ocasiones acusando de procomunismo a individuos que no lo eran.