"Está poniendo en peligro la seguridad del mundo", aseguró el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en una conferencia conjunta con Sarkozy y Brown
La noticia sobre la construcción de una nueva planta nuclear en Irán que se conoció hoy por intermedio de una carta enviada al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) trajo de inmediato un enérgico repudio de la comunidad internacional.
En el marco de la cumbre del G-20 y un día después de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara una histórica resolución contra el desarme a nivel mundial, los mandatarios de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña repudieron la decisión del país islámico y amenazaron con endurecer su postura.
En un claro desafío a Occidente, Irán reveló que está construyendo una segunda planta de enriquecimiento de uranio. La república islámica informó a el OIEA de su decisión mediante una carta al director general de la agencia, Mohammed el-Baradei, según revelaron fuentes diplomáticas. Hasta ahora se conocía la existencia de una planta de enriquecimiento iraní en Natanz.
El presidente estadounidense Barack Obama aseguró que "Irán debe estar listo para cooperar con el OIEA y demostrar que está comprometido a establecer un programa pacífico", al mismo tiempo que recordó que "debe cumplir con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU".
Además, Obama advirtió que el país árabe "está violando normas internacionales a las que deben someterse todas las naciones, poniendo en peligro el régimen mundial de no proliferación nuclear y la seguridad del mundo".
Por su parte, el mandatario francés Nicolas Sarkozy y el primer ministro británico Gordon Brown fustigaron a Teherán por operar una segunda planta de enriquecimiento de uranio y advirtieron sobre un posible endurecimiento de las sanciones.
Anteriomente, Irán ha sido sancionado por la ONU por negarse a suspender el enriquecimiento y no clarificar las sospechas de que su actividad nuclear está dirigida a desarrollar bombas atómicas, y no a generar energía, como el país árabe señala.
Ayer, precisamente, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó en forma unánime una resolución que insta a todos los países a detener la producción de armamento nuclear.
La resolución aprobada lleva el número 1887 y busca disuadir a los países que han adherido al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP, que entró en vigor en 1970) de retirarse de él, como sucedió con Corea del Norte en 2003. También aumenta las garantías para evitar que los planes nucleares civiles sean desviados para fines militares, como se sospecha que está haciendo Irán. Se trata de una medida no vinculante: su texto sólo es un llamado a la acción.
Exhorta a todas las naciones a sumarse al TNP a cambio de que las cinco potencias nucleares declaradas también continúen con el desarme de sus arsenales. Se les garantiza a los países sin este tipo de armas el acceso a la tecnología nuclear para generar electricidad, y se llama a que los países tomen medidas para que sus exportaciones nucleares estén sujetas a controles internacionales.