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"Sector 9": el extraño apartheid de las galaxias
Con una propuesta rara y atractiva, que mezcla denuncia social y ciencia ficción, este filme cuenta la historia de un grupo de alienígenas segregados en la Tierra
24 de septiembre de 2009
Por Sebastián Martínez

En tiempos en que la mayor parte de los filmes que llegan a nuestra cartelera parecen salidos de cuatro o cinco moldes creados por los especuladores del entretenimiento, una rareza como "Sector 9" merece ser festejada. Y debe tenerse en cuenta que no se trata de una película intimista y cerrada como las que nos llegan desde Europa (algunas excelentes, otras descartables), sino de una obra creada para cualquier público, con la intención de ser amena, vertiginosa y, a la vez, profunda.

Pero empecemos a ver de qué se trata "Sector 9". El nudo del argumento, planteado apenas comienza la película, es el siguiente: una inmensa nave extraterrestre de procedencia desconocida detiene su vuelo y se ubica justo encima de la ciudad de Johannesburgo, Sudáfrica.

Luego de evaluarlo un tiempo y al notar que nada sucede con esa nave, las fuerzas militares locales deciden entrar al gigantesco plato volador. Y dentro encuentran a centenares de miles de seres inteligentes, con forma de "camarones" y en estado lamentable. Débiles, desnutridos, desorientados, estos extraterrestres no se parecen en nada a los que Hollywood suele mostrarnos.

El asunto es que se resuelve bajarlos a la Tierra y son confinados en un gran área de Johannesburgo, bautizada "Sector 9". La película, que por momentos está planteada como si se tratase de un falso documental de la televisión sudafricana, nos explicará que durante los primeros años, los terrícolas muestran cierta empatía, cierta compasión y cierto espíritu protector frente a estos extraterrestres. Pero el paso del tiempo y, especialmente, la pobreza cambian las cosas.

De este modo, no tardan en estallar las revueltas de los extraterrestres, cuyo asentamiento se ha terminado convirtiendo en una inmensa villa miseria de 1,8 millones de habitantes (alienígenas, claro). La segregación, la pauperización, la corrupción, han terminado por transformar al Sector 9 en un lugar que muchos terrícolas querrían desterrar. Y, por eso, un funcionario (más bien tonto, simplón, que obtuvo su cargo un poco por "acomodo") es nombrado para encabezar una masiva operación de desalojo, para llevar a los extraterrestres a algún lugar alejado de la ciudad.

En ese momento, cuando ya han transcurrido varios metros de rollo, la película cambia el enfoque y deja de lado su faceta de experimento sociológico, para centrarse en la historia del funcionario Wikus Van De Merwe, el pobre y pavote Wikus, quien pasa de ser el jefe del operativo a ser el principal blanco de las autoridades sudafricanas (por cuestiones que no tiene sentido adelantar).

Este giro argumental obliga a la película a cambiar de género y pasar de la denuncia social (con clarísimas referencias al apartheid sudafricano), al thriller de ciencia ficción. Es decir, humanos que persiguen humanos, en un mundo en el que también hay seres de otro planeta.

Pero la cosa no termina ahí. En su huída, Wikus terminará trabando una suerte de amistad más bien interesada con uno de los extraterrestres y juntos idearán un plan para resolver la situación de ambos. Por lo tanto, hacia el final (cuando el filme ya es decididamente una película de acción, con disparos, explosiones y otros efectos especiales), nos quedamos en lo que los estadounidenses llaman una "buddy movie", es decir un argumento donde una pareja (normalmente despareja) deben unirse para enfrentar la adversidad.

Lo cierto es que cuando han transcurrido las dos horas de película, la sensación es convincente. Ha resultado entretenido, ha resultado inteligente, ha resultado por momentos incómodo (pero esto es una virtud). Paseándose por varios géneros, sin decaer, con un planteo inusual, "Sector 9" es una de esas rarezas que valen la pena.