El Kirchnerismo piensa introducir modificaciones para no arriesgar una nueva y dolorosa derrota, como ocurrió con las retenciones móviles a las exportaciones de granos
Hay dos posturas que el oficialismo muestra ante el tratamiento de la Ley de medios: sancionar la iniciativa sin cambios para convertirla en ley rápidamente, y la posibilidad de introducir modificaciones al proyecto para no arriesgar una nueva y dolorosa derrota parlamentaria, como ocurrió con las retenciones móviles a las exportaciones de granos. Al parecer la segunda opción es la que baraja el kirchnerismo con más fuerza.
El debate formal del tema empezará hoy con las presencias del interventor en el Comfer, Gabriel Mariotto, y del jefe del Sistema de Medios Públicos, Tristán Bauer. En lo que puede leerse como un triunfo opositor, la discusión se dará en cuatro comisiones y no en dos, como quería la presidenta Cristina Kirchner.
"Nuestra intención es soportar el texto tal cual lo aprobó Diputados, pero como dice el refrán, «el hombre propone y Dios dispone»", admitió el santacruceño Nicolás Fernández, en diálogo con LA NACION. El legislador, de línea directa con el matrimonio presidencial, dijo que no había escuchado en el bloque objeciones al proyecto, pero admitió que "por afuera parece que hay algunas críticas".
Otros senadores oficialistas confiaron a LA NACION que "habrá cambios menores" y que se tratará de preservar lo que el Gobierno considera "el corazón de la ley". Se refirieron así a la integración de la autoridad de aplicación con mayoría oficialista y al artículo 161, conocido como cláusula de desinversión y que obliga a los licenciatarios de radio y de TV abierta y por cable a desprenderse de sus activos para adecuarse a la normativa en el plazo de un año.
Por el momento, el debate de la ley de radiodifusión se asemeja, en el interior de la bancada oficialista, a una partida de póquer, en la que todos miran el juego que les tocó en suerte y esperan que sea el otro quien haga la primera jugada.
Sin embargo, la primera apuesta la jugó Jenefes al adelantarle a su jefe de bloque, tal cual informó ayer LA NACION, que tenía serias objeciones al proyecto y que así como había sido aprobado por la Cámara baja no estaba dispuesto a votarlo. También le planteó su negativa a apurar el debate para llevar el proyecto al recinto del Senado el 7 de octubre. Ahora se especula con que esa fecha se demoraría al menos una semana.
El legislador tiene un papel clave, ya que preside la Comisión de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión. Pero también integra dos de las otras tres comisiones que participarán en el debate. De esta manera, su firma se torna clave para que el oficialismo consiga el dictamen de mayoría que le permita llevar el proyecto al recinto.
No obstante, Jenefes mantuvo ayer un delicado equilibrio en público entre su papel de legislador y su rol como administrador de un grupo de medios en Jujuy (como se informa por separado).
Pero la situación del oficialismo podría complicarse aún más. Tal cual reconoció Fernández, hay varios senadores que tendrían objeciones y que pretenderían modificar el proyecto aprobado por la Cámara baja en la madrugada del jueves pasado, aunque todavía no las han expresado en las reuniones del bloque kirchnerista. Apuestan a que los cuestionamientos surjan en el debate en comisiones de la iniciativa. El presidente provisional del Senado, José Pampuro, admitió: "Sólo al final se verá si hay o no modificaciones".
Ayer se realizó el primer plenario con la participación de 47 senadores -casi los dos tercios del total de miembros del cuerpo-, de las comisiones de Sistemas, Medios de Comunicación y Libertad de Expresión, de Presupuesto y Hacienda, de Asuntos Constitucionales y de Industria y Comercio. El acuerdo llegó a última hora de anteanoche, luego de que la Casa Rosada cedió ante el pedido de sus legisladores para no tensar el inicio de un debate tan delicado con una pelea menor como el giro a comisiones.
A cambio, el kirchnerismo se aseguró que el acuerdo fuera refrendado por el pleno del cuerpo, en una sesión convocada casi con el único propósito de cerrar el trato. De esta manera, evitará que a su regreso a la presidencia del Senado, cuando Cristina Kirchner concluya su gira por el exterior, el vicepresidente Julio Cobos pueda ampliar el número de comisiones que intervendrán en el debate.
Según lo acordado por el plenario celebrado ayer, el proyecto será discutido de lunes a viernes, de 10 a 18, con un cuarto intermedio de dos horas para almorzar. La lista de invitados quedará definida mañana.
El fuego lo abrirán hoy Mariotto y Bauer, quienes defenderán el proyecto y se someterán a las consultas de los senadores. Según dijo Jenefes, el interventor del Comfer "será citado todas las veces que sea necesario", anticipando que no piensa ceder ante el apuro de la Casa Rosada. Pichetto insistió en fijarle una fecha límite al debate en comisiones y a la firma del dictamen.