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El auge de las operaciones contra la obesidad
El cada vez mayor cúmulo de evidencias sobre su efectividad y seguridad hace crecer el número de pacientes. En la Argentina se operan 20 personas por semana
20 de septiembre de 2009
"Ha habido una explosión en el número de cirugías bariátricas realizadas en todo el mundo", disparó el doctor Malcolm Robinson, cirujano de la Escuela de Medicina de Harvard, Estados Unidos, desde un editorial sobre el tratamiento quirúrgico de la obesidad publicado en la revista The New England Journal of Medicine.

Y razones no le faltan para calificar de explosivo el aumento. Sólo en los Estados Unidos, el número de cirugías bariátricas realizadas en 2005 fue más de diez veces mayor de lo que era en 1994: 171.000 contra 16.200, respectivamente. Se estima que en la actualidad se realizan unas 200.000 cirugías bariátricas al año en ese país.

La Argentina no es ajena a este fenómeno. Aunque no existen estadísticas fiables al respecto, los especialistas reconocen ese aumento: "Este es el resultado de que hoy son los médicos (clínicos, cardiólogos, diabetólogos), y no los cirujanos, como sucedía antes, los que están indicando estas operaciones", dijo a LA NACION el doctor Oscar Brasesco, director del Programa de Cirugía Bariátrica de Fundación Favaloro y del Hospital Austral.

Cinco años atrás, recordó, "operábamos uno o dos pacientes a la semana; hoy estamos operando en promedio a veinte pacientes cada semana".

Lo que moviliza el cada vez mayor volumen de pacientes que son derivados al consultorio del cirujano es la acumulación de evidencia sobre la seguridad y efectividad de estos procedimientos. "En el pasado, los ahora mejorados procedimientos bariátricos implicaban un riesgo inaceptable. La pérdida de peso asociada con estos procedimientos era cuestionable, y sus beneficios a largo plazo para la salud no estaban probados -escribió el doctor Robinson en el citado editorial-. Los actuales procedimientos bariátricos equilibran más juiciosamente los riesgos quirúrgicos y la pérdida de peso."

Hoy, el riesgo quirúrgico de una cirugía bariátrica es equivalente al de cualquier operación mayor, precisó Robinson, echando mano a un reciente estudio publicado también en The New England Journal of Medicine por el Consorcio de Evaluación Longitudinal de Cirugía Bariátrica, de Estados Unidos.

Dicho estudio comparó los tres procedimientos más frecuentes -el bypass gástrico, realizado en forma laparoscópica o mediante una cirugía abierta, y la banda gástrica- para concluir que, en promedio, el riesgo de muerte asociado a la operación fue del 0,3%, mientras que el riesgo de complicaciones mayores fue del 4,1%. Robinson aclaró que resultados de este tipo son posibles en centros especializados, que manejan un gran volumen de pacientes, por lo que no necesariamente son reproducibles en manos no expertas.

En cuanto a la efectividad de los tratamientos, Brasesco aclaró cuál es el objetivo de los mismos: "Lo que buscamos es que el paciente mantenga de por vida una reducción del 50% de su exceso de peso". Así, si una persona tiene 80 kilos de más, calculados en función de su estatura y contextura física, lo que busca el tratamiento quirúrgico es que el paciente pierda 40 kilos, y no los recupere.

"Esto con un bypass gástrico se logra en entre el 85 o 90% de los pacientes", agregó Brasesco. Y ese descenso de peso es suficiente en la gran mayoría de los casos para que la persona revierta afecciones que se asocian al exceso de peso, como la hipertensión o la diabetes, que son las que minan su expectativa y calidad de vida.

Para ilustrar el impacto a largo plazo de las cirugías bariátricas sobre la salud, Robinson citó un estudio sueco publicado en 2007, que comparó a pacientes obesos tratados quirúrgicamente con pacientes tratados por métodos no quirúrgicos: "Después de 10 a 15 años [de la cirugía], los pacientes quirúrgicos tuvieron una mortalidad un 23,7% menor que los pacientes no quirúrgicos."