El 'contador sensible' que fue niño prodigio de Odol Pregunta - Asteriscos.Tv
Noticias actualizadas las 24 horas Información clave para decidir
21 de noviembre de 2024
Seguinos en
El 'contador sensible' que fue niño prodigio de Odol Pregunta
El protagonista de la genial publicidad de Arnet es Claudio María Domínguez, el mismo que con 9 años respondía preguntas sobre mitología griega en el recordado programa
13 de septiembre de 2009
Claudio María Domínguez, autodefinido como un hombre "espiritual", no lo puede creer.

Cuando lo llamaron para interpretar a Julio, el "Contador sensible" de la genial publicidad de Arnet, creyó que era una broma.

Pero ahora se convirtió casi en una celebridad y la gente le pide autógrafos en la calle.

Conoció la fama con apenas 9 años, cuando respondía preguntas sobre mitología griega en el recordado “Odol pregunta”.

Fue la cara del espectáculo en Canal 9, donde llegó de la mano de Alejandro Romay y luego se volcó a lo espiritual. Compartió experiencias con la Madre Teresa de Calcuta, Sai Baba y el Dalai Lama, entre otros líderes.

Su primera esposa lo dejó para irse a vivir a la comunidad del Maestro Amor. Casado nuevamente y con una beba de 18 meses, hoy dice que recuperó la fama gracias a la campaña publicitaria de una empresa de Internet que lo tiene como protagonista.
Por Brenda Yastremiz

Apareció en la pantalla cuando todavía la tele era en blanco y negro como el niño prodigio de Odol pregunta, fue periodista y tras años de entrevistar a estrellas de Hollywood, decidió que su camino debía seguir por el lado espiritual.

Así fue como Domínguez conoció a la Madre Teresa de Calcuta, al Dalai Lama y al líder espiritual Sai Baba gracias a Un mundo mejor, su programa de cable que se emite por Canal 26.

Separado de la madre de sus dos hijos mayores –Cristian y Gabriel, de 24 y 21 años–, hace dos años y medio que está casado con Eliana Bernatta, con quien tuvo a Amma, su beba de 18 meses.

El autor de Todo es uno (su último libro) asegura que los seis forman una “familia feliz”. Hoy protagoniza la campaña publicitaria de Arnet, y dice que gracias al personaje de “Julio, el contador sensible”, por el que desata amores y odios, logró más reconocimiento que en 15 años de televisión.

“Pensé que era una joda para Tinelli, pero después vi los guiones y me pareció divertido e inteligente poder mostrar la lucha entre la mente y el espíritu en menos de 60 segundos”, explica Domínguez.

—¿Te costó decir que sí?, le preguntó el diario Perfil.

—Tuve una lucha mental, así que llamé a mis gurúes espirituales que están en los Estados Unidos y les conté que se trataba de algo comercial; me preguntaron si yo usaba el producto y yo vivo de Internet. Me dieron el ok, porque no está reñido con lo que pienso. “A la parte materialista, ponele vibraciones graciosas, jodé, hacé un personaje”, sugirieron. Yo vivo de mis charlas, y con lo de la gripe A, en julio, se suspendieron muchas y hubiera estado en aprietos económicos, y el Universo hizo que en dos días de trabajo ganara lo que perdí. Hasta en eso vino una abundancia divina y cerró todo.

—Las vueltas de la vida...

—El Universo te sorprende, te excede y es maravilloso jugar ese juego. No podés aferrarte al resultado de un plan. Ahora los chiquilines me paran en la calle, esto me excede, y cada vez que salgo de un reportaje tengo 7 mil visitas a mi portal (www.claudiomadominguez.com.ar), cuando la media es mil.

—¿Cosas negativas?

—El Colegio de Contadores Públicos de Buenos Aires envió un exhorto porque están ofendidos, pero los otros colegios están fascinados. No sean hipócritas, ¡si la tía se muere, obvio que van a querer heredar! No hay nada que analizar, hay que reírse y dejarse de joder.

—Pero llama la atención verte en este papel.

—Yo pensé que el creativo de la publicidad era un “odolito”, de entre 40 y 50 años: pero no, es un pibe de 25 que me eligió porque su mamá veía el programa y él se enganchó. Le gustaba que yo no me hago el monje zen; jamás me vas a escuchar en delirios místicos.

—¿Qué diría la Madre Teresa si te viera?

—Se reiría conmigo, todos los genios tienen humor. Es muy loco que me haya dado más valoración en la crítica ésto que las notas espirituales.

—¿Qué es lo que más disfrutás?

—Amo estar tirado en la cama abrazado a mi esposa y mi beba. Es mi remanso nutritivo, afectivo. No podría estar con alguien que no tuviera mi misma visión y ella acaba de lanzar La vida es amor, la primera publicación sobre valores humanos para niños. Ella, que tiene 15 años menos que yo, armaba mis charlas en Carlos Casares, donde vivía. Nos veíamos un ratito y siempre decía que el que se casara con ella iba a ser muy afortunado.

—¿Y tu ex esposa?

—Marisa es un ser divino, pero hace tres años dijo que nos amaba pero que no quería más relación familiar y se quedó a vivir en la comunidad del Maestro Amor, en Catamarca. La entendimos, no podíamos obligarla a que cercene un aspecto de su evolución. Ahí sentí que era un quiebre interesantísimo; justo en ese momento se cruza enfrente Eliana y sentí que era el momento único que el Universo daba para una relación trascendente. Al año nació Ammita, y nos adoramos todos. Pasamos los veranos juntos con Marisa, Eliana y mis hijos.

—¿No te dolió?

—El ego puede tener un shock, pero todo es para bien. Estamos en una buena armonía. Ahí demostrás que hay coherencia entre lo que pregonás y lo que sos.

Acostumbrado a que todo le salga bien, Domínguez revela que no fue fácil encarar esta campaña publicitaria y que sufrió bastante durante las dos jornadas de trabajo: “Yo soy muy locuaz y puedo hablar de lo que quieras. Romay y Fontana hacían siempre una broma: cada vez que había que llenar espacio en un noticiero, pedían que yo hablara.

Pero el mecanismo de publicidad me era ajeno y filmaba 12 horas mientras saltaba las rocas con una mariposa en la mano que estaba entrenada y se me iba, agarraba un conejo que me meó diez veces, trataba de que no se volara el pato, todo en 22 segundos. Para hacer la primera publicidad, necesité 28 tomas y quedé shockeado y frustrado. Nunca había repetido nada y me puse a llorar. Tuvo que venir el director a calmarme, un chico de 30 años...”.

Además, y entre risas, Claudio dice que las sorpresas no paran tras la salida de los comerciales al aire. “Me hicieron firmar un contrato que decía que por seis meses no podía filmar ninguna otra publicidad y yo les expliqué que la gente no se pelea por tenerme como cara de su campaña. Pero ya me llamaron tres empresas. Es muy loco”, dice.