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23 de noviembre de 2024
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Multitud en la Plaza
Miles de personas pidieron la aparición con vida de Julio López, testigo del juicio a Etchecolatz desaparecido hace casi tres semanas. Fuerte presencia kirchnerista
6 de octubre de 2006
El reclamo sonó fuerte en la mítica Plaza de Mayo.

Casi 30 mil personas se concentraron allí para reclamar la "aparición con vida" del testigo Jorge Julio López, en una marcha encabezada por organismos de derechos humanos pero engrosada fundamentalmente por agrupaciones piqueteras oficialistas.

La concentración sobre la Plaza de Mayo duró escasos minutos, durante los cuales se pidió la aparición del testigo que fue visto por última vez el 18 de octubre y de quien no se tienen novedades, pese a una intensa búsqueda desplegada por las fuerzas de seguridad.

En ese contexto, la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, dijo que "los genocidios no prescriben" y señaló que por ese motivo "no se pueden amnistiar", como reclamaron sectores militares vinculados con la represión ilegal de los 70.

"Acá hubo un genocidio. Los genocidios no prescriben. Son delitos de lesa humanidad, que tampoco se pueden amnistiar. De manera que se olviden", enfatizó Carlotto al término de la marcha a Plaza de Mayo.

Por su parte, la referente de la Asociación Madres de Plaza de Mayo Tati Almeyda aseguró que "la Justicia va a continuar" pese a la oposición de quienes pueden ser sometidos a los juicios que se reabrieron tras la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.

"No les tenemos miedo, la Justicia va a continuar, pero la Justicia legal, no con mano propia", enfatizó Almeyda al hablar ante una multitud en la Plaza de Mayo.

Previamente, el acto Daniel Fanego leyó un poema de Pablo Neruda en el que se pide reiteradamente "castigo" a los culpables de violaciones a derechos humanos.

En medio del acto, el jefe de Gabierno porteño, Jorge Telerman, y su ministro de Obras Públicas, Juan Pablo Schiavi, recibieron abucheos y silbidos de algunos participantes.

Desde el gobierno porteño responsabilizaron por el mal momento a Gabriela Alegre, ex subsecretaria de Derechos Humanos durante la gestión de Aníbal Ibarra, desplazada por Telerman.