Horas de pánico se vivieron en el aeropuerto cuando un pastor boliviano tomó de rehén a la tripulación. Luego de liberar a los pasajeros, la Policía lo detuvo
Un pastor boliviano que dijo actuar por inspiración divina secuestró el miércoles un avión de la empresa Aeroméxico que unía Cancún y Ciudad de México, en un incidente que duró más de una hora y concluyó sin víctimas en el aeropuerto de la capital, se informó oficialmente.
El secuestrador, quien portaba una biblia, dijo a las autoridades que actuó por "una inspiración divina" ya que "había tenido una revelación de que México estaba ante un peligro, ante un terremoto", informó en rueda de prensa el ministro mexicano de Seguridad Pública, Genaro García Luna.
En un operativo relámpago, las fuerzas de seguridad tomaron el control y liberaron a los 104 pasajeros del vuelo 576 de Aeroméxico, que llegó en horas de la tarde al aeropuerto capitalino Benito Juárez tras haber partido desde el balneario internacional de Cancún, sobre el Caribe mexicano.
El detenido, identificado como José Marc Flores Pereira, de 44 años, de nacionalidad boliviana y residente en México desde hace 17, explicó tras su arresto que su "inspiración divina" estaba relacionada con la fecha del 9 de septiembre de 2009, ya que si los números de "9-9-09 se colocan al revés es 6-6-6" (relacionado con el anticristo), añadió el secretario.
Las demandas planteadas por Flores Pereira fueron "sobrevolar el aeropuerto siete veces y una entrevista con el presidente Felipe Calderón", añadió García Luna al precisar que el secuestrador advirtió que llevaba un "artefacto explosivo, que resultó ser un artefacto simulado".
"El gobierno de la República declara bajo control" la situación y "todos los pasajeros han sido evacuados sanos y salvos; no hay bomba en el aparato", había dicho horas antes el ministro de Comunicaciones y Transportes, Juan Molinar Horcasitas, luego del operativo de rescate que duró apenas tres minutos.
Sobre los otros cinco detenidos que hubo en el operativo relámpago, García Luna se limitó a decir que se siguieron los "procedimientos de seguridad" para evitar que eventuales cómplices del secuestrador se "infiltraran" entre los pasajeros.
Imágenes de televisión habían mostrado que seis personas fueron sacados esposados del aparato y trasladados a un autobus policial.
"Se intervino en la situación de crisis y se logró el desalojo de todos los pasajeros a salvo. Los órganos de seguridad del estado están realizando las investigaciones pertinentes", dijo Molinar Horcasitas.
Las aerolíneas mexicanas no habían sufrido secuestros desde noviembre de 1972, cuando una nave fue tomada por presuntos guerrilleros izquierdistas, quienes pedían la liberación de cinco de sus compañeros. En esa ocasión, se negoció la liberación de los pasajeros.
Luego de aterrizar en el aeropuerto Benito Juarez procedente de Cancún, el avión fue conducido a un sitio alejado del resto de las operaciones donde permaneció rodeado por fuerzas especiales, hasta que se produjo la liberación de los pasajeros.
Leonardo Sánchez, uno de los voceros del aeropuerto, explicó a la prensa que "la amenaza se originó en pleno vuelo".
"Nos enteramos al momento de aterrizar, nos informaron que el avión lo tomó un pasajero, lo informó la tripulación por radio. Todo estuvo muy tranquilo, no hubo armas, no hubo disparos", dijo Rodrigo Padilla, uno de los pasajeros del avión secuestrado.
Otra pasajera, Adriana Romero, describió que "no hubo gritos, nadie lloró, no hubo una crisis de nervios" entre el pasaje.
Una vez finalizado el secuestro, los pasajeros, añadió la mujer, fueron conducidos a un área aislada para realizar las primeras indagatorias.
Las televisoras locales mostraban imágenes de policías de élite con trajes antiexplosivos que revisaban minuciosamente equipajes de los pasajeros que fueron colocados en la pista.
El presidente Felipe Calderón tenía previsto llegar al aeropuerto por la tarde para realizar una gira de trabajo por el estado de Campeche, pero esta fue aplazada por unas horas.