"En una elección nos puede ir mejor o peor, pero uno no va a cambiar", aseguró el ex presidente en un acto en Lugano. En su discurso repitió que el Gobierno "no va a cambiar"
El ex presidente Néstor Kirchner volvió a aparecer en público con un mensaje más claro que nunca. Ni concesiones ni cambios.
"En una elección nos puede ir mejor o peor, pero uno no va a cambiar", aseguró Kirchner ante los presentes mientras caminaba entre las Madres de Plaza de Mayo después de inaugurar viviendas sociales.
"El diálogo no significa ni conceder ni ponerse de rodillas", dijo Kirchner en plena caminata, acompañado también del director del Indec, Noberto Itzcovich, hombre de estrecha confianza del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
"La Presidenta tiene que tener facultades delegadas no porque quiera, sino por los incumplimientos del Congreso", respondió cuando le hablaron de los superpoderes.
Acusó al Parlamento de "estar en mora" porque "no cumplió con el digesto" de la reforma constitucional de 1994.
Y agregó: "Se le dieron a Cavallo, a un presidente que no quiero nombrar [por Carlos Menem]... Cuesta creer que algunos quieran decir que 'no' nada más que por oponerse a la gobernabilidad".
Alguien le recordó el voto de Cobos durante el conflicto con el campo y le preguntó que pasaría si el vicepresidente tuviera que "definir" la continuidad de los superpoderes. Kirchner ni se inmutó. "No tiene cara de goleador", contestó.
Después también se encargó de justificar los aumentos de gas y de luz, pese a que elogió a su esposa por dar marcha atrás, "poner equilibrio" y restablecer los subsidios: "Si usted quiere subsidiar la luz, el gas y el transporte, está bien para los sectores que menos tienen. Pero si quiere promover la industria, el dólar competitivo, una economía que genere trabajo, es muy difícil tomar este tipo de determinaciones, porque el desfinanciamiento sería inmediato".
El diputado electo también cuestionó a la oposición. "Algunos tratan de generar permanentemente políticas de inestabilidad para impedir que el Gobierno siga avanzando y profundizando el modelo", criticó.
Y dijo que "hablan con una caradurez tremenda de la pobreza cuando ellos mismos la construyeron".
Entre crítica y crítica, Kirchner mantuvo la defensa de lo que considera los pilares de la administración. En un momento se refirió a las retenciones a la soja. Y las calificó como una garantía para "la financiación de políticas que promuevan la industria, el mantenimiento de puestos de trabajo y un dólar competitivo".
Al final se refirió a cómo será el Congreso después del 10 de diciembre, cuando asuman los legisladores electos el 28 de junio, y aseguró que el oficialismo tendrá "la responsabilidad de ser la primera minoría" y que, desde ese lugar", tendrá la obligación de "generar la síntesis para mantener la gobernabilidad".
Después volvió a hablar de su obsesión del principio: decir que el Gobierno mantendrá el rumbo. "Es muy importante decirles que no hemos renunciado un solo minuto por ninguna circunstancia a seguir construyendo la Argentina que soñamos", dijo Kirchner.
"Pondrán trabas, pero la decisión de llevar adelante el modelo es absolutamente definitiva", agregó. Y finalizó: "Vamos a seguir caminando las calles para construir el proyecto nacional y popular que merecemos".