Estará dirigido a los acreedores que no ingresaron al canje e incluiría también a bonistas chicos. La propuesta la elaboran bancos y no involucra efectivo
Amado Boudou estudia una reapertura del canje de deuda, una idea que siempre fue mala palabra para Néstor Kirchner.
La información la publicó La Nación el sábado y este domingo fue retomada por el diario Clarín, lo cual indica que desde Economía hay interés en que trascienda.
Consigna que el mejor clima mundial y la renovada necesidad del país de acudir a los mercados de crédito externos para financiar las cuentas fiscales confluyeron para que el Gobierno vuelva a la carga con las negociaciones con los bonistas que no entraron al canje de deuda de 2005, que tienen títulos por unos US$ 28.000 millones, entre capital e intereses.
El ministro Boudou ya se entrevistó con los popes de los tres bancos organizadores de la operación: el Deutsche, el Citi y Barclays.
Sin embargo, y pese a que la oferta oficial será menos beneficiosa para los acreedores de lo que fue en 2005 -cuando la quita efectiva rondó el 66%-, también para la Argentina resultará menos ventajosa que el plan que había anunciado la Presidenta en septiembre de 2008.
La diferencia con el año pasado es que, aunque el riesgo país es casi el mismo, "está claro que el mundo cambió y no hay la misma liquidez que antes", admitió una alta fuente del Gobierno, quien confirmó que, si bien las negociaciones "nunca se cortaron", se aceleraron con el ingreso de Boudou.
Así, la Argentina no podrá obtener -como se había planeado el año pasado- el beneficio inmediato de plata fresca (se hablaba de US$ 2.500 millones), a modo de un préstamo preferencial, que se habían comprometido a reunir los bancos organizadores como consecuencia de la normalización de la deuda impaga.
Sin embargo, la decisión de avanzar está tomada y fue el propio Boudou quien tiró la primera piedra esta semana en una conferencia cuando indicó que "con las nuevas medidas que se irán tomando en los próximos meses, la Argentina estaría en condiciones de volver a los mercados internacionales de crédito hacia fin de año". Entre ellas, figuran la normalización del INDEC, y de la deuda con el Club de París, los mencionados holdouts, y el inminente canje de deuda de títulos indexados en pesos.
Los bancos que le llevaron la propuesta al funcionario representan una masa importante de bonistas, como fondos de inversión, pero no la totalidad.
Los acreedores institucionales suman cerca del 60% de la deuda en default. Hay otros, más pequeños, que presentaron un esquema alternativo para recuperar su dinero, a través de la conformación de fideicomisos de inversión en economía real, y que aseguran que obtuvieron el guiño oficial para ser considerados en la propuesta final.
"Trataremos de llegar a la mayor cantidad de grupos de acreedores en la oferta", indicó una fuente del Gobierno, dando a entender que la propuesta será más abarcativa que la que se barajaba en 2008, y no descartó que, en simultáneo, la Argentina pueda cerrar también el capítulo con el Club de París.
Por su parte, fuentes de los bancos organizadores confirmaron que mantuvieron un encuentro con Boudou donde el ministro les confirmó la voluntad de acelerar los pasos de la operación, que podría anunciarse en unos quince días. Las entidades le presentaron una propuesta ajustada la realidad "que definitivamente no incluye cash", indicaron esas fuentes y aseguraron "mantener el mandato de los acreedores para negociar".
En principio, se incluiría en el menú un bono Discount con vencimiento en 2033 (la emisión sería por US$ 5.000 millones), y los detalles a ajustar en la negociación son si se otorgarán o no -es clave también el cómo- los "endulzantes" que funcionaron en la reestructuración de 2005, como el cupón atado al PBI, que cobran los tenedores de los nuevos bonos.