El intercambio de parejas, una moda que crece en Argentina - Asteriscos.Tv
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3 de diciembre de 2024
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El intercambio de parejas, una moda que crece en Argentina
Los swinger tienen cada vez más adeptos en la Argentina. Quienes lo practican lo defienden y dicen que las parejas "duran más”. Investigación de Asteriscos.Tv
9 de agosto de 2009
Por Roberto Aguirre Blanco

“Lo que mata al matrimonio no es la falta de amor o la rutina, es la mala cama”, dicen muchas parejas separadas a la hora de justificar un divorcio entre los amigos, y de ese eje se aferran muchos cultores del intercambio de parejas para justificar el auge de esta moda en la sexualidad argentina.

Ya no son un “ghetto”, ni se esconden en lugares donde se accedía por contactos o presentaciones personales.

Ahora el mundo swinger en Buenos Aires tiene cines, pubs, lugares de encuentro, hoteles y un mundo de mucho crecimiento en Internet.

Asteriscos.Tv hizo una investigación sobre el tema y la explicación que encontró de sus protagonistas descubrió un mundo de cara a la sociedad que es ya un estilo de vida de muchas parejas argentinas.

Rompiendo primero con el molde de las creencias religiosas, luego con los celos y posteriormente con las barreras de la propia sexualidad, los swinger dicen disfrutar “muy a pleno” esta “nueva vida”, y remarcan que entre ellos la tasa de divorcio es cada vez más baja.

En charla con Asteriscos.Tv, una pareja con diez años de casados y cuatro hijas, sostuvieron que “blanquear” los deseos sexuales de compartirse como pareja con otros pares les “abrió la cabeza” y les mejoró la vida sexual y cotidiana.

“Nosotros nos deseamos mucho mutuamente y al contarnos y permitirnos todas nuestras fantasías evitamos salir a buscarlas afuera, ocultándonos entre nosotros, y viviendo, como muchas parejas, en una red de mentiras y falsedades”, contó Jorgelina, de 28 años y swinger desde hace siete.

“Nosotros salimos, vamos a clubes de swinger, viajamos en salidas de fines de semana con otras parejas o hacemos tríos con personas con las cuales además creamos una relación de compartir muy interesante”, agregó su esposo, Luis, de 38.

Según plantearon ellos han cumplido “muchas fantasías mutuas” compartiéndose con otras parejas y mejorando “mucho la calidad sexual”.

“Hacemos lo que tenemos ganas. Por supuesto también tenemos límites, hay cosas que no nos gustan pero todo se habla, primero entre nosotros y luego con nuestro compañeros de juegos”, relató Jorgelina.

La licenciada es psicología Andrea Salvatierra analizó que esta práctica sexual tiene una relación directa con “las charlas sobre los gustos sexuales de la pareja y el deseo de permitírselos”.

“Una de las claves de una buena sexualidad y por consiguiente un estado de plenitud en una pareja es el buen dialogo sobre sus gustos y preferencias fundamentalmente en las relaciones entre ellos. Muchas veces la falta de esta comunicación fluida hace cometer errores y pensar que nuestro compañero no desea tal cosa que nosotros sí y por eso preferimos callarlo”, explicó la especialista.

En esa línea, la profesional agregó: “En la sexualidad, como en otros aspectos de la vida de pareja, saber lo que piensa el otro es fundamental para la construcción de una identidad común”.

Por ese motivo la psicóloga sostuvo que el intercambio de parejas es quizás la mayor “entrega en el desafío de la honestidad de una pareja” y alertó que si no se “habla con sinceridad puede traer conflictos muy difíciles de resolver luego”.

En la actualidad hay más de doce cines en Capital y Gran Buenos Aires que reciben parejas para intercambios, una decena de pubs en las zonas de mayor poder adquisitivo de la ciudad, además de clubes en las ciudades mas importantes del país como Rosario, Córdoba, Mendoza, Santa fe, Corrientes, Posadas, Salta, Tucumán, entre otras.

También hay más de tres docenas de páginas de Internet nacionales dedicadas al tema, ya sea como clubes de comunidades o sitios personales de parejas swinger que cuentan sus ricas experiencias.

La cama compartida es algo más que una moda en la Argentina. Es cierto, no es una práctica para cualquiera, pero quienes la viven a pleno insisten en que es una “experiencia renovadora”.

¿Hay alguien que se anime?