Como cada 7 de agosto, cientos de personas esperan para pedir o agradecer el trabajo. Ayer el Papa pidió que baje el "escándalo" de la pobreza en Argentina
Miles de devotos de San Cayetano ingresan desde este viernes a la madrugada en dos filas al santuario del barrio de Liniers, donde pedían pan y trabajo o agradecían haberlo recibido, durante esa festividad religiosa. Esta vez, la ceremonia se da en momentos en que el papa Benedicto XVI pidió publicamente que baje "el escándalo de la pobreza" en Argentina.
La vigilia comenzó hace un mes, cuando numerosas personas, aunque menos que en años anteriores, instalaron las primeras carpas en las inmediaciones del templo de Cuzco 150 para participar de la fiesta, que llevará por lema "Con San Cayetano buscamos justicia, pan y trabajo".
Ningún sacerdote se animó a hacer una estimación de cuánta gente pasará por el santuario este viernes, aunque pronosticaron que en esta ocasión las patronales dedicadas al santo pueden extenderse, informó el diario crítica de la Argentina.
Durante la vigilia se tomaron recaudos para prevenir el contagio de la gripe A, por lo cual cada peregrino tendrá que colocarse alcohol en gel en las manos antes de ingresar al templo.
Las primeras carpas se instalaron hace un mes. Cada una "representa" a varias familias o personas, que se turnan para guardar el lugar en la fila "lenta", que les permitirá tocar el vidrio que protege la imagen de San Cayetano. Tal el caso de las familias Zárate, Chávez, López, Porro y Salcedo.
"Las mujeres venimos de día y los hombres, a la noche. Nos conocimos acá y nos hicimos amigos, porque todos venimos a pedir trabajo, y el santo no falla", dijo Carlos Salcedo, mientras amenizaba la espera con un mate caliente.
En una casa rodante, muy cerca del templo, Delia Noris Lencina, una peluquera de 66 años, ultimaba los detalles para repetir por vigésimo segundo año consecutivo la tradición de ser la primera en llegar hasta el santo. "Siempre agradezco, y pido por la Argentina", reveló.
La misa principal por el trabajo será presidida a las 11 por el arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, cardenal Jorge Bergoglio.