Los balances de la temporada 2007/08 del fútbol argentino, los últimos aprobados, dan cuenta de una realidad que asusta: los clubes de Primera deben alrededor de 700 millones de pesos.

Esta situación pone en jaque la continuidad de los torneos y obliga a una solución urgente.

A punto tal que por estas horas se postergaron los torneos del ascenso y el Apertura de Primera división se encuentra suspendido y sin solución a la vista.

De los veinte que están en condiciones de comenzar la nueva temporada sólo tres se salvan del naufragio.

Sorprendentemente ninguno pertenece al lote de los denominados "equipos grandes": se trata de Lanús, Godoy Cruz y Banfield.

Pero la preocupación para un fútbol en crisis tiene que ver con la realidad de los denominados "grandes".

Los hechos demuestran que por estos River no tiene nada de millonario y Boca, que parecía saneado, es el más complicado de los veinte que irán por el máximo título del fútbol argentino.

El pasivo de Boca, según un extenso informe publicado por el diario La Nación, es de 109.775.015,55 millones de pesos, mientras que el de River es de 106.820.317. Los dos más importantes de nuestro fútbol son los que en peores condiciones se encuentran.

El tercer lugar lo tiene el golpeadísimo Independiente, que a su pobre realidad económica le suma la deportiva, ya que cuando comience el próximo torneo mirará de reojo a la Promoción. Su pasivo es de 89.341.285,59 pesos.

Newell's es el cuarto con 85 millones y San Lorenzo el quinto con 54.148.984,07.

Luego, siguen en este orden: Huracán, 48.000.000; Central, 44.781.137,54; Vélez, 29.731.995; Argentinos, 25.800.000; Gimnasia y Esgrima La Plata, 23.099.399,30; Racing, 22.300.000; Colón, 21.138.537,46; Chacarita, 18.300.000; Estudiantes, 16.658.490,39; Atlético Tucumán 3.500.000; Tigre 200.000; Banfield, Godoy Cruz y Lanús, no tienen deudas. Arsenal no presentó datos.

Con la crisis económica a cuestas, la temporada 2008/2009 podría arrojar números que podrían asustar a cualquiera.

El mismo informe del diario La Nación estima que los pasivos de los clubes podrían crecer un 20 por ciento.