Frenkel, un economista heterodoxo al que el ministro de Economía consulta, atribuye a la falta de credibilidad el derrumbe de la inversión y la fuga de capitales
Durante la administración Alfonsín, en 1985, Roberto Frenkel lanzó el plan Austral que ayudó, al menos por un tiempo, a contener la inflación.
Eduardo Duhalde lo convocó en el vértigo del 2002. Y Amado Boudou lo escuchó durante dos horas el último martes.
Para Frenkel, todos los caminos llevan a un mismo razonamiento: "El problema no es la economía, sino el Gobierno", le dice a Clarín. Este economista no muestra incomodidad en la entrevista al confesar cómo vio al ministro.
Así, cuenta que Boudou "es consciente de que el Indec no tiene ninguna credibilidad y que muchas de las iniciativas anunciadas son puro maquillaje. Boudou no dispone de mucho tiempo. Recuperar credibilidad es una cuestión imprescindible para hacer política económica. Si de partida, un ministro de Economía no tiene autoridad ni credibilidad, no puede hacer nada".
¿Cree que Boudou lo intentará?
La situación de base de la economía argentina es muy manejable. El problema viene del Gobierno, que genera una gran incertidumbre.
¿Estamos en recesión?
Si y tiene más que ver con la situación interna que con la externa. La inversión se desplomó porque empezó a caer antes de la crisis internacional. Y cae por el conflicto agropecuario, luego por la fuerte baja que le impusieron al tipo de cambio nominal el año pasado, cuando llevaron el dólar en torno a $3,15 a $3 para castigar al campo. Eso afectó la inversión en la industria, porque no se sabía adónde íbamos. Es lo que se llama un desgajamiento de la política económica que nos castigó infinitamente más que el efecto de la crisis internacional en las exportaciones. Y también sufrimos el contagio de la crisis global que pegó en el comercio internacional y en el acceso al crédito por parte de las empresas, porque el Gobierno ya estaba fuera de los mercados internacionales.
¿Cuál es el problema más grave de la economía?
El primero es que estamos aislados y nadie nos quiere prestar. Y el segundo problema es una fuga de capitales que se encuentra en el orden de US$ 2.000 millones mensuales. Hay falta de credibilidad. Pero, además, la Argentina tiene recesión con una inflación por encima del 14%. Es una de las más altas del mundo.
¿Alcanza sólo con reformar el Indec?
Los problemas de la economía empezaron en 2007 cuando por la manipulación del INDEC se perdió toda credibilidad. Para ganar credibilidad hay que hacer las cosas distinto. Hay que registrar los precios verdaderos y publicar esos precios de manera que se pueda comprobar. Si no se resuelve el problema del INDEC no hay posibilidad de ir para adelante en otros aspectos.
¿Qué recomienda hacer con el dólar?
Hay que alinear la política cambiaria con una orientación del Gobierno.
¿Usted le sugirió un programa al ministro?
Hablé de la necesidad de un plan macroeconómico con una reducción gradual de la inflación en torno a 10% anual. Debe estar fundado en un programa fiscal que muestre proyecciones de gastos e ingresos consistentes con los objetivos de inflación y nivel de actividad y sus posibilidades de financiamiento.
¿Es un plan de ajuste?
La economía está indexada informalmente con ajustes de alquileres y salarios al 17%. Debe acompañarse con una política de ingresos consensuada con los sindicatos. Esto no es un plan heroico de estabilización sino una guía de inflación modesta. Se trata de tener un programa fiscal que determine ingresos y gastos alineados. Y de disipar los riesgos de default.
¿Hay que volver al FMI?
Se trata de pedir al FMI el artículo IV, que significa que sus técnicos realicen un informe sobre la economía. No se hizo por el INDEC. Pero si somos miembros del Grupo de los 20 y el instrumento que dio este grupo de países para enfrentar la crisis es el FMI, qué sentido tiene que una de las autoridades del G 20, como es la Argentina, no quiera un informe macroeconómico del FMI. Si mejoramos las estadísticas, como la situación fiscal no es para nada dramática y estamos mucho mejor que otros países, podríamos solicitar financiamiento como ya hicieron México, Brasil y Perú. Vale la pena intentarlo. A raíz de la estatización de las AFJP, una parte importante de los bonos de la deuda está en manos del sector público, con lo cual la relación deuda-PBI ha bajado mucho. No veo por qué no podemos tener acceso a algo de financiamiento, para no tener que estar pagando todo el tiempo, las obligaciones que vencen.