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Lula sintió el golpe y redefinirá su campaña. Las denuncias de corrupción lo impactaron y le impidieron ganar en primera vuelta. La derrota en San Pablo fue dura
2 de octubre de 2006
Lula da Silva convocó para esta segunda vuelta a dos reuniones: la primera será con los ministros que integran la coordinación del gobierno, en el Palacio de Planalto.

La segunda, en el comando general de campaña.

Aún impactado porque habrá segunda vuelta, Lula reveló su deseo de alterar los rumbos de su campaña.

Mostró su sorpresa por el nivel de votos obtenido por el tucano Geraldo Alckmin, arriba del 41%.

Y cree que su adversario representa una amenaza concreta para sus planes de reelección.

En un primer análisis de los resultados, el presidente atribuyó este resultado a que sus adversario explortaron su ausencia en último debate.

Pero también lo impactaron fuerte las denuncias de corrupción en el Partido de los Trabajadores y la derrota dura en San Pablo, la capital industrial de Brasil.

Lula da Silva arañó la reelección que hasta hace dos semanas tenía casi en sus manos pero la mayoría alcanzada no le bastó para evitar una segunda vuelta contra el socialdemócrata Geraldo Alckmin el domingo 29.

Lula, del izquierdista Partido de los Trabajadores, obtuvo el 48,61% de los votos válidos emitidos contra 41,64% de Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), informaron las autoridades electorales una vez escrutado el 99,985% de los votos.

"Ya comenzó el segundo turno. Vamos a sudar la camisa", dijo un eufórico Alckmin que estaba a más de 20 puntos porcentuales atrás de Lula hasta hace dos semanas, cuando miembros del PT fueron detenidos en una operación de compra de documentos
supuestamente destinados a perjudicarlo.

En el Palacio del Planalto, sede del gobierno, Lula no hizo comentarios pero su ministro de Relaciones Institucionales, Tarso Genro, aseguró que el mandatario "está pronto" para volver a una campaña electoral.

"Faltó poco para que el presidente Lula gane en la primera vuelta", dijo Genro. "El presidente Lula está honrado con la gran votación que tuvo y está pronto para un gran debate democrático de alto nivel", agregó.

La reelección de Lula parecía fácil, pero se complicó el 15 de setiembre, cuando allegados suyos y miembros del PT fueron involucrados en una tentativa de compra de informaciones supuestamente comprometedoras sobre Alckmin y José Serra, el
candidato socialdemócrata a la gobernación de Sao Paulo, que ganó en forma arrolladora.

"El último escándalo y el hecho de no haber comparecido a un debate en la TV son dos aspectos que pesaron en el resultado de la primera vuelta", dijo a la AFP el analista político Benicio Schmidt, de la Universidad de Brasilia.

Schmidt cree que Lula podría ganar la segunda vuelta si compareciera a un debate con el candidato de la oposición y mostrara de modo más eficaz algunas de sus realizaciones al frente del Ejecutivo durante los últimos cuatro años.

Unos 126 millones de brasileños acudieron el domingo a las urnas para elegir presidente y vicepresidente, a los gobernadores de los 27 estados, a sus 513 diputados federales y a 27 senadores (un tercio del total), así como a los miembros de sus cámaras regionales.

La quinta elección directa desde el retorno de la democracia en 1985 transcurrió sin mayores incidentes, como no fuera la detención de algunas decenas de personas por realizar propaganda política en cercanías de los locales de voto y la sustitución de
unas 2.400 urnas electrónicas de las 432.000 distribuidas en todo el país.

En 2002, Lula había obtenido en la primera vuelta 39,45 millones de votos (46,4%) y había derrotado a Serra en la segunda vuelta por 61,37% a 38,7%.

Lula enfrentó el año pasado una grave crisis, cuando el PT fue acusado de pagar sobornos a diputados. La denuncia provocó la renuncia de los principales ministros y de la plana mayor del PT.

El nuevo presidente del PT, Ricardo Berzoini, fue separado de sus funciones como coordinador de la campaña de Lula, a causa del escándalo de la compra de documentos.

Las elecciones del domingo marcaron además el retorno a la política del ex presidente brasileño Fernando Collor (1990-1992), que ganó una banca por Alagoas (nordeste) en el Senado Federal, con 44,12% de los votos válidos en las elecciones del estado.

Collor había renunciado a la presidencia antes de que el Senado pronunciara su destitución, por denuncias de corrupción.

La jornada cívica fue también una jornada de luto, por la caída el viernes de un Boeing 737 en la selva amazónica con 155 personas a bordo.

Lula decretó el sábado tres días de duelo nacional por ese accidente aéreo, el peor en la historia de Brasil.