Hasta hace unos meses era la actividad predilecta de los turistas y algunos argentinos. Ahora aparecen los primeros cierres de locales. ¿Sobreoferta, hartazgo o crisis?
El tango es una marca registrada de la oferta cultural de la Argentina para los turistas extranjeros. Sobre todo los que visitaban la Buenos Aires querida, que ofrece a los visitantes ávidos de aprender a dar los primeros pasos de la danza, una abanico de opciones y lugares. Pero, desde hace un tiempo, la actividad logada al 2x4 comenzó a bajar.
Según las estimaciones de los propios empresarios, el negocio de las casas de tango llegó a representar en su mejor momento -que todos coinciden en señalar que fue la temporada 2007-2008- más de $ 300 millones anuales. El principal motor de la industria eran los turistas extranjeros, a razón de 3000 espectadores diarios en la temporada alta, que se extiende de septiembre a marzo, mientras que en los meses de otoño e invierno el promedio caía a la mitad, según explicaron al diario La Nación.
"La oferta se sobredimensionó. Cuando nosotros abrimos, en 2003, había seis o siete tanguerías y hoy hay más de 40", explicó Ariel Méndez, director de Piazzolla Tango. La casa reconoció una caída de entre 30 y 40% en el número de espectadores, lo que la obligó a cancelar todos sus shows durante un mes y medio entre mediados de mayo y el 1° de este mes.
El cierre temporal también fue la decisión que tomaron los dueños de la casa El Barracas, para poder hacer frente a la caída en la demanda. "Aprovechamos la baja temporada para hacer algunas refacciones en el local, y la idea es reabrir el 17 de septiembre, cuando comienza la temporada alta para el tango", explicaron en la casa de espectáculos y restaurante del barrio de Barracas.
En otro caso, como el de Che Tango, una tanguería de La Boca, el cierre parece ser definitivo, mientras que Madero Tango -una de las casas más grandes- continúa operando normalmente, aunque hace tres semanas pidió la apertura de su concurso preventivo. La mayoría de las casas que se mantienen abiertas además reconocen que están suspendiendo funciones para reducir las pérdidas. "En promedio, las casas de tango estamos trabajando al 40% de los niveles que teníamos el año pasado. Hasta 2008, en temporada alta en Buenos Aires se recibían 3000 pasajeros diarios, y hoy estamos con niveles de 600 pasajeros diarios, con una capacidad instalada de cerca de 6000 espectadores", explicó Claudio Campos, secretario de la Cámara de Casas de Tango y socio de la tradicional tanguería El Querandí.
En la misma línea, en otra casa de tango aseguran que la situación no es sostenible por mucho tiempo más. "Hay días en que hay más gente en el escenario que en la platea", se lamenta el empresario, entrevistado por el diario La Nación.