El ministro de Economía parece haber roto el molde de aquellos fieles que hacen y no opinan frente al matrimonio K. El polémico "menú Boudou" que ya piensa Cristina
El flamante ministro de Economía tiene pensadas varias acciones para tratar que el Gobierno K retome la línea del diálogo, credibilidad y apoyo popular que perdió en los últimos meses.
En los pasillos de la Rosada el plan del ministro de economía ya tiene nombre: "Menú Boudou", y aseguran que Cristina ya lo tiene en su escritorio. En síntesis, lo que el titular de Economía le planteó a la Presidenta es reforma del Indec, reapertura de las negociaciones con la Mesa de Enlace del campo, creación del Consejo Económico y Social, incorporación de la oposición al control de la Anses, limitación a los superpoderes y reapertura oficial del canje de deuda para los tenedores de bonos en default (holdouts). Y, la más polémica es el posible desplazamiento de Guillermo Moreno de la Secretaría de Comercio.
El ministro le sugirió a la Presidenta un proyecto de ley para reestructurar ese instituto o, mejor aún, crear otro en su reemplazo, según pudo saber el diario LA Nación. Boudou no sólo debe conseguir que las estadísticas vuelvan a ser confiables. También tiene que evitar una avalancha de pleitos por las manipulaciones que se realizaron hasta ahora. La idea de un "nuevo Indec", con otras metodologías de medición, pretende que las futuras series estadísticas no empalmen con las anteriores. No sin cinismo, un colaborador de Boudou anticipa: "Si los números no son buenos, podremos culpar a la crisis internacional".
Reformular el Indec es embestir contra Moreno. Anteayer Boudou habló de él con la Presidenta. Ella le habría dicho: "La decisión la tenés vos. Si no podés trabajar con Guillermo y querés sacarlo, hacelo". La hipótesis más interesante para Boudou sería reemplazar a Moreno por Patricia Vaca Narvaja y confinar al polémico secretario en la papelera Massuh. El secretario lo desafía: "Hay Moreno para rato" le hizo decir ayer a su subordinado Norberto Itzcovich, del Indec.
Boudou cuenta con un aliado importante en su faena: el sigiloso Julio De Vido, cuyo enfrentamiento con Moreno se ha extendido a las esposas de ambos. De Vido habló de éste y otros temas con Néstor Kirchner, quien lo visitó el fin de semana pasado en su chacra de Puerto Panal. En ese encuentro se dispuso la designación de Julio Alak en Justicia y la de Mariano Recalde en Aerolíneas. Síntesis: Boudou tiene habilitada la guillotina que se les había negado a Alberto Fernández, Martín Lousteau, Sergio Massa y al propio De Vido. Se sabrá en las próximas horas si la usa.
El campo y los empresarios son dos temaa escabrosoa que Cristina Kirchner ya dio sobradas muestra que no sabe cómo manejar. Para esto, Boudou ya le acercó una posible solución.
El restablecimiento de una mesa de diálogo con el campo es una sugerencia que Boudou y De Vido le realizaron a la Presidenta, cada uno por su lado, después de la derrota.
La gestión hacia el empresariado es más ambiciosa: incluye la creación del Consejo Económico y Social que la señora de Kirchner prometió a los hombres de negocios en su último viaje a España. La propuesta, que De Vido negoció con las principales cámaras en enero -el redactor de los borradores fue Ignacio de Mendiguren-, ya fue volcada en un proyecto de ley. Pero, después de la derrota electoral, los empresarios pondrán condiciones para aceptar la invitación.
El "menú-Boudou" prevé la negociación con los holdouts. Boudou está en contacto con sus representantes desde antes de asumir. Para avanzar con las tratativas encaminadas por Massa deberá designar a los bancos Barclay´s, Citi y Deutsche para que, como agentes del canje, salgan a seducir a los bonistas que todavía no ofrecieron un arreglo.
Aún no se sabe cómo hará el Gobierno para salvar modo la terminante prohibición legal a reabrir el canje impulsada por Kirchner.
Boudou cuenta con la alianza de Diego Bossio, su sucesor en la Anses. Bossio, que pertenece al entorno íntimo de la señora de Kirchner, ya se comunicó con los legisladores de la comisión bicameral de seguimiento de su área y les prometió visitarlos en 10 días. La oposición le pedirá una señal de cambio muy clara: que integre el consejo previsto por la ley de estatización de los ahorros jubilatorios, por el cual en la Anses debe haber representantes de las principales bancadas legislativas. Bossio deberá convencer a Kirchner.
Carlos Zannini alimenta también este conato de autocrítica con una ley de limitación a los superpoderes que el Congreso extendió al jefe de Gabinete para modificar partidas. El proyecto prevé que no se pueda cambiar el destino de más del 5% de lo presupuestado. Es el límite que rige para Mauricio Macri en la ciudad. Zannini debería ir más allá en su corrección: la ley de "superpoderes" vigente no fija plazos a la delegación, como exige la Constitución.
La aventura de Boudou desafía antecedentes duros como rocas. Todos sus precursores fracasaron después de haber creído en las declamaciones modernizadoras de la Presidenta. El límite que se propone superar es muy visible: pretende modificar una manera de entender el poder.