Los presidentes de los países más poderosos del mundo centraron el debate en el economía mundial, los países emergentes y la búsqueda de un freno al crecimiento nuclear
La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del "Grupo de los Ocho" (G8) comenzó en la ciudad italiana de L'Aquila tras la llegada de todos los líderes políticos de las siete potencias económicas mundiales más Rusia y la Unión Europea.
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, recibió en el cuartel de la Guardia de Finanzas de L'Aquila, sede de la cumbre, a los mandatarios, quienes llegaron hasta el centro de encuentros a bordo de pequeños vehículos eléctricos que dan muestras del compromiso con el medioambiente de este G8.
Con un apretón de manos y una foto oficial, Berlusconi recibió al presidente norteamericano, Barack Obama, quien aterrizó en el aeródromo militar de Pratica di Mare, sur de Roma, junto a su esposa y sus dos hijas.
El último en llegar a la capital italiana y después al cuartel de la Guardia de Finanzas de L'Aquila, central operativa durante el terremoto que azotó el centro de Italia el pasado 6 de abril, fue el presidente francés, Nicolás Sarkozy, cuya esposa, Carla Bruni, no está previsto llegue hasta mañana.
Sarkozy arribó a L'Aquila cuando el resto de líderes del G8, el presidente de la Comisión Europea (CE), Durao Barroso, y el presidente de turno de la Unión Europea (UE), el sueco Fredrik Reinfeldt, ya hojeaban algunos libros que el gobierno italiano les ha regalado como obsequio por la cumbre.
La canciller alemana, Angela Merkel, fue de las primeras en llegar a la región de Los Abruzos, donde recorrió esta mañana junto a Berlusconi el pueblo de Onna, en el que Alemania financiará tareas de reconstrucción por los daños causados por el seísmo que dejó 299 muertos en la zona.
Inmediatamente tras las llegada de los líderes a L'Aquila, está previsto que Berlusconi ofrezca un aperitivo, tras lo que llegará la comida de trabajo, el primer asunto que contempla esta cumbre que se celebra hasta el viernes.