Una empresa de EE.UU. creó una prueba de predicción para las madres ansiosas. No requiere de receta médica. La empresa aún no reveló qué sustancias contiene
IntelliGender, una empresa de Texas, Estados Unidos, es la creadora de "Boy or Girl Gender Prediction Test" (Test de predicción sexual de nene o nena, en su traducción al español), un test casero combinado en el que –al combinar las hormonas maternas con una mezcla de sustancias químicas– se conoce si se está esperando un varón o una mujer (cada sexo tiene su color específico).
Hasta el momento, la firma se niega a informar qué tipo de sustancias utilizan ya que están pendientes del patentamiento de dicha prueba. En su sitio de Internet lo ofrecen a 35 dólares, informó el diario Clarín.
"Muchos padres tendrán la oportunidad de satisfacer su gran curiosidad sobre el sexo de su hijo –con este test de orina mezclado con otras sustancias– sin esperar a las 20 semanas de gestación, fecha en la que habitualmente se puede saber ese dato usando apenas una ecografía tradicional", anticipó la vicedirectora de IntelliGender, Rebecca Griffin, en declaraciones al sitio de la cadena televisiva CNN. Y agregó: "Pero el test no significa ser un diagnóstico total. No predice al 100%".
Por caso, la misma compañía de Texas avisa a los padres de no correr a "pintar el cuarto de rosa o azul" hasta que el sexo del bebé no sea confirmado por un médico a través de los métodos tradicionales, como la ecografía. Según los últimos relevamientos, la posibilidad de acierto de la nueva prueba ronda el 80 por ciento.
Sin embargo, algunos piensan que se trata de una cuestión delicada porque las conclusiones de las pruebas pueden conducir a una decisión sobre si hay que continuar con el embarazo por no haber obtenido los resultados deseados.
"Ningún estadounidense está totalmente a favor o en contra del aborto. Muchos se encuentran en el centro. Por eso, 10 semanas de gestación se trata más bien de un embrión temprano, muy diferente a un feto más desarrollado", opinó Jennifer Parks, codirectora del Programa de Etica en Atención de la Salud de la Universidad de Loyola, en Chicago, Estados Unidos.
Por su parte, los fabricantes de la prueba argumentaron que ellos "discrepan totalmente" con la idea de que su test pueda aumentar el número de abortos en la población de Estados Unidos. Ese tema, en este momento, es sumamente sensible en ese país. Por eso no es un dato menor que se hable del nuevo plazo de 10 semanas como importante en ese eterno debate.