Cómo opera el grupo que agredió a los judíos
El grupo que desató la violencia contra miembros de la comunidad judía argentina habla. Su relación con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación
21 de mayo de 2009
La detención de otros diez integrantes del Movimiento Teresa Rodríguez-rama política, anteanoche, aumentó la polémica alrededor de ese grupo piquetero, que el domingo último protagonizó un serio incidente contra miembros de la comunidad judía argentina. Los miembros de la agrupación aseguran que buscaron desarrollar en la Plaza de Mayo una acción política y no una pelea. Pero el resultado fue una gresca con ecos de alcance internacional. Y el allanamiento de su principal centro de difusión, en Florencio Varela, sumó más controversias.
Fuentes de la Policía Federal indicaron que fueron encontrados tres revólveres y 20 bombas molotov en ese predio. Diferente es la versión de los miembros de ese sector del Movimiento Teresa Rodríguez (distanciado de otros con el mismo nombre), que ayer permitieron a LA NACION recorrer el lugar. "Este es un lugar de trabajo social", manifestó Claudio, presentado como referente de ese terreno, en el que están armados un horno de barro, una pequeña huerta y una edificación principal de tres plantas, con espacios para el debate político "marxista-leninista", comedor popular y un taller textil.
Los miembros de ese sector del Teresa Rodríguez (no confundir con el MTR-CUBA, otro grupo que usa el mismo nombre) aceptan que buscaron una acción directa cuando aparecieron en la Plaza de Mayo el domingo último, cuando se conmemoraba el aniversario del Estado de Israel. "No somos antisemitas, somos antisionistas", dijo Claudio como explicación de lo sucedido. Ellos sostendrán la posición de que fueron atacados antes de golpear con los garrotes que portan en cada marcha como símbolo de identidad.
Durante el allanamiento, la División Unidad de Conductas Discriminatorias de la Policía Federal, secuestró, entre otros elementos, dos computadoras y una fotocopiadora, según relataron los piqueteros. Quedaron en el lugar decenas de libros políticos y videos, distribuidos en los ambientes junto con las imágenes del Che Guevara y Lenin con las que se identifica el grupo.
En sus paredes aparecen como línea histórica de próceres para seguir Bernardo de Monteagudo, Juan José Castelli, Antonio Berutti y Martín Miguel de Güemes, con quien se corta la cronología de luchadores de la Independencia reivindicados en este movimiento, cuyo local allanado es la sede histórica de la agrupación nacida hace doce años.
En el tercer piso de la edificación se apilan docenas de guardapolvos escolares blancos confeccionados con máquinas instaladas en el lugar. Las cajas con el sello del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación identifican al comprador de esas prendas. Claudio contó a LA NACION que se trata de uno de los talleres con mejor infraestructura entre los movimientos sociales, por lo que otras organizaciones envían sus guardapolvos para el terminado de las obreras textiles del Teresa Rodríguez. Son quince las trabajadoras en el lugar, que ganan unos mil pesos mensuales.
Aunque la investigación del ataque avanzó hasta el allanamiento de la sede principal del Movimiento Teresa Rodríguez-rama política, la acción fue llevada adelante por un conjunto de grupos que en julio último confluyeron en el Frente de Acción Revolucionaria (FAR), compuesto por Resistencia Lautaro, Partido Revolucionario Guevarista, Militancia Guevarista y Movimiento Nueva Democracia, todos grupos menores dentro del ambiente piquetero, pero con dirigentes más conocidos que sus nuevas banderas.
Entre ellos sobresale Roberto Martino. Durante más de seis años mantuvo un perfil bajo, luego de ser una de las principales caras piqueteras durante el gobierno de Fernando de la Rúa. Miembro fundador del primer Movimiento Teresa Rodríguez, Martino conservó el respaldo de un sector de esa agrupación al provocarse una ruptura interna. Las acciones de alto impacto mediático son su carta de presentación.
Con su gente, logró a mediados de 2000 bloquear todos los puentes de la ciudad, acción que nunca fue reiterada. Esa maniobra a pocos días de la primera asamblea nacional piquetera le permitió ganar un espacio frente al poder de convocatoria que entonces concentraban Juan Carlos Alderete (CCC) y Luis D´Elía (FTV).
El ministro Aníbal Fernández lo conoce desde el día en que quedó retenido durante horas en su despacho de ministro de Trabajo bonaerense por Martino y su grupo.