Los episodios de inseguridad se disparan a diario y a la gente la matan en las calles por dos pesos. Mientras tanto, el poder político mira otro canal. ¿A Tinelli tal vez?
Por José Calero
Hace mucho que la inseguridad dejó de ser una 'sensación' en la Argentina, para convertirse en un cóctel explosivo de marginalidad, desidia judicial y política, y narcotráfico en ascenso, en el marco de la incapacidad del Estado para hacer frente al hecho de que la gente de bien no pueda andar tranquila por las calles y de que los reaccionarios de turno, con algo de ingenuidad y mucho de irresponsabilidad, confundan el reclamo de seguridad casi con un pedido para que vuelva la dictadura.
Tres episodios violentos conmovieron en las últimas horas a los habitantes de Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Los escenarios fueron Ingeniero Maschwitz –en el partido de Escobar-, Mataderos y Parque Chas.
El resultado trágico fue un hombre de 70 años asesinado al resistirse al robo de su auto, y dos ladrones muertos al tirotearse con la Policía.
Es un hecho que la mayoría de los delitos a esta altura comunes (manotazos de carteras o celulares, descuidismos varios, y otros), ya ni se denuncian, porque representan más una 'molestia' para el ciudadano honesto y trabajador, que hasta puede terminar siendo perseguido por su asaltante o sus allegados, y hasta la propia polícia desalienta hacer ciertas denuncias. Por eso, los delitos son muchos más de los que se denuncian, y la estadística oficial no llega a reflejar el grado de inseguridad que sufren los argentinos.
Hace bien el 'presidente' Néstor Kirchner en ocuparse ahora del tema, pero se equivoca si cree que los únicos responsables son los jueces, porque mucha responsabilidad tiene el poder político, que disimula a diario lo que la gente de bien sufre en las riesgosas calles del país.
También erra la Presidenta Cristina Kirchner cuando, por ejemplo, busca relativizar el asalto que sufrió su hija recordando el hecho de que una mujer corrupta le había entregado su 4x4 (¡que tema tiene este gobierno con las 4x4!) a los asaltantes para cobrar el seguro. En todo caso, ahí estaríamos ante dos delitos graves, y no uno.
Erran también quienes se animan a sugerir que a Daniel Capristo lo terminaron matando porque él fue con su arma a defender a su familia. A él, y a las decenas de 'Capristo' que mueren por mes en la Argentina, los matan como perros porque lo que más creció en el país es la delincuencia, y porque la mayoría de los que salen a robar, violar y matar lo hacen drogados para darse ánimo y estar dispuestos a todo, aunque esto no le guste escucharlo al poder político.
La seguridad, como la salud, la educación y la vivienda, también debe ser un Derecho Humano.
Por eso, ojalá esta Democracia sea capaz alguna vez de devolverle la paz perdida a los millones de argentinos que lo único que sueñan es disfrutar de su familia, sus amigos, su trabajo, pero especialmente del derecho a vivir en libertad...