El martes 26 de mayo Cristina Kirchner realizará el que tal vez sea el más ambicioso de los numerosos planes que apuntan, por ahora con relativo éxito, a la recuperación de la actividad económica.

Ese día, desde la sede central del Banco Hipotecario, se lanzará la nueva línea de créditos para la compra de viviendas, que arrancará con un fondeo de US$ 1.000 millones que la ANSeS canalizará a través del Hipotecario.

Según pudo saber Clarín de fuentes oficiales, con esta operatoria el Gobierno apunta a la generación de al menos 37.000 nuevos préstamos, de los cuales 7.000 podrían entregarse este año.

Los préstamos serán en pesos y a plazos que llegarán a los 20 años. Las tasas de interés serán fijas, e irán del 14 al 20% según la operación a realizar. Sólo se podrán tramitar en las sucursales del Hipotecario.

Los préstamos más baratos serán para quienes construyan una vivienda en su propio terreno; los más caros, para quienes compren una propiedad usada.

Lejos de acotar el universo de solicitantes que tendrían derecho a solicitar estos créditos, el Gobierno aceptó que no habrá muchas limitaciones, y que quien tenga los papeles en orden, podrá recibir un préstamo.

Esto es: no se limitará a quienes hoy no son propietarios, ni siquiera a quienes busquen fondos para construir una segunda vivienda o incluso para comprar una propiedad nueva o usada.

También habrá lugar para que los sindicatos y los municipios aporten terrenos para que afiliados o vecinos de esas localidades puedan poner en marcha sus proyectos.

Está claro que el Gobierno no quiere repetir la experiencia de los planes para la venta de automóviles. En ese caso, primero se apuntó a quienes nunca habían tenido un auto y a una acotada gama de modelos. Con el correr de los días se eliminaron esas barreras.

En el caso de los préstamos para la vivienda, lo que se busca, en el fondo, es regar de dinero una actividad como la construcción, por el efecto multiplicador, en actividad y en empleo, que tiene sobre varias ramas de la producción.

Para arrancar la operatoria, la ANSeS colocará en el Hipotecario un plazo fijo en dólares a una tasa del 2% anual.

Luego, se buscará fondeo en el mercado de capitales, a través de la colocación de cédulas hipotecarias en dólares.

La primera emisión sería el 4 de junio. Allí apuntarán a que las compren no sólo la ANSeS, sino los bancos privados, que tienen en su poder casi 10.000 millones de dólares sin poder casi prestarlos.

También buscarán despertar el interés de inversores que deseen blanquear su capital.

Por los valores que se manejan, sobre todo en cuanto a los ingresos familiares demostrables, está claro que estas líneas de crédito apuntan a un sector de ingresos medios.

En el Gobierno admiten que los destinatarios serán individuos o grupos familiares que puedan demostrar ingresos de al menos 4.000 pesos por mes.

Como ejemplo, los funcionarios señalan que, para construir o adquirir una casa de 60 metros cuadrados se requiere un préstamo de 160.000 pesos.

En ese caso la cuota resultante será de unos 1.800 pesos. Para tal ejemplo, el solicitante deberá demostrar un ingreso de 4.500 pesos.

El hecho de que se busca priorizar la construcción de casas es que para esa línea la financiación será por el total del proyecto, con un tope de $ 270.000. En el caso de viviendas nuevas o usadas se financia sólo hasta el 70% de la operación. Y el monto máximo será de $ 300.000.