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Obama hizo gala de buen humor y se burló de sí mismo
Fue en una reunión ante poderosos de la política, el periodismo y el entretenimiento. Obama se rió de sí mismo, de su gabinete y de los periodistas
11 de mayo de 2009
"Esta noche voy a improvisar", arrancó serio Barack Obama e inmediatamente fijó la vista en los dos teleprompters que le daban letra para su discurso deliberado y escrito con el clásico toque de humor que tienen todas las intervenciones de los presidentes norteamericanos en la gala anual de la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca.

"En los próximos 100 días aprenderé a dejar el teleprompter y (el vicepresidente) Joe Biden aprenderá a usar el teleprompter", siguió el mandatario ante las risas del público, que desbordaba de caras famosas: los directores de cine Steven Spielberg y George Lucas, las actrices Glenn Close, Demi Moore y Brooke Shields, los actores Ashton Kutcher, Val Kilmer y Kevin Bacon y el británico Sting.

Obama se burló de sí mismo, de su gabinete y de los periodistas, durante su primera cena, el sábado a la noche, con los corresponsales que cubren la Casa Blanca, en ocasiones criticados por ser benevolentes con el presidente.

"La mayoría de ustedes me cubrieron, todos ustedes me votaron", bromeó Obama frente a más de los 2.000 invitados en el Hotel Hilton de Washington.

Obama no dejó títere con cabeza, en un discurso muy aplaudido por la élite política y periodística del país y las estrellas de Hollywood presentes. Sin embargo, el objetivo principal de sus bromas fue su propia administración.

Prometió que en sus segundos 100 días de gobierno "diseñará, construirá y abrirá" una biblioteca dedicada a sus primeros 100 días en la Casa Blanca.

"En los próximos 100 días consideraré seriamente perder la calma", siguió sereno y pausado, como es su estilo. Y afirmó que tendrá tanto éxito en esos segundos 100 días que "seré capaz de completarlos en 72 días y el día 73 descansaré".

Finalmente aseguró que pese a haber sido rivales durante las elecciones primarias, la relación entre la secretaria de Estado, Hillary Clinton, y él "no podría ser más estrecha". Como ejemplo mencionó que tan pronto como ella regresó de México (país donde estalló el actual brote de gripe porcina), le dio un abrazo y un gran beso, y le aconsejó que él mismo fuera al país latinoamericano lo antes posible.

Recalcó que el Partido Demócrata goza ahora de una nueva energía y atrae caras frescas y nuevas, "como Arlen Specter", un senador de 79 años que lleva en la Cámara Alta cerca de tres décadas y que acaba de abandonar el Partido Republicano para pasarse a las filas demócratas.

Obama reiteró su promesa de hablar con sus enemigos, mientras en una pantalla se lo veía en la Oficina Oval de la Casa Blanca reunido con un bucanero vestido a la antigua usanza, en alusión a los piratas que secuestran barcos frente a las costas de Somalía.

Tampoco ahorró ironías sobre la oposición republicana. El presidente aclaró que el Partido Republicano no califica para fondos de rescate financiero. Y dijo que el ex vicepresidente Dick Cheney no pudo llegar a la cena porque estaba escribiendo sus memorias, tituladas "Cómo balear a los amigos e interrogar gente''. Fue una referencia al apoyo de Cheney a técnicas cuestionables de interrogatorio en Guantánamo y al disparo que le dio accidentalmente a un compañero de cacería.

A su turno, la comediante Wanda Skyes, quien estuvo a cargo del entretenimiento de la noche, bromeó sobre el hecho de que Obama le haya regalado a la reina de Inglaterra un iPhone durante su visita reciente. "¿Qué le va a regalar al Papa, un Bluetooth?'', preguntó Sykes.

Además de rostros conocidos en esta edición de la gala hubo "héroes": Chesley "Sully" Sullenberger, el piloto que evitó un desastre aéreo en Nueva York al amerizar su avión de US Airways en el río Hudson. Y el capitán Richard Phillips, rescatado por la marina estadounidense, luego de que se entregara como rehén a piratas somalíes para salvar a su tripulación y buque carguero.

La cena, organizada desde 1920, reúne a los poderosos de la política, el periodismo y el entretenimiento. Todos los mandatarios desde Calvin Coolidge han asistido. Las ganancias que generó la gala, cuya entrada se vendió a 200 dólares por cabeza, serán destinadas a una organización de caridad y a becas para estudiantes de periodismo.