Caería este año 10 millones de toneladas según una estimación de la Secretaría de Agricultura y fuentes privedas: bajaría 21 por ciento respecto de 2008
La cosecha de soja caería este año 10 millones de toneladas según una estimación de la Secretaría de Agricultura.
Así, la recolección del principal producto de exportación del país se ubicaría entre los 37 y los 39 millones de toneladas. El dato no es menor si se considera el efecto de esa merma: en los próximos meses dejarían de ingresar en el país unos 3500 millones de dólares. Tal vez por eso, a las 22 de ayer un vocero de Agricultura informó que esa estimación, hecha por un área técnica, era "preliminar" y que en realidad se prevé una cosecha de 40 millones de toneladas, informó el diario La Nación.
La estimación original coincide con los números que tienen fuentes privadas. Así, en plena campaña electoral, habrá una mayor presión sobre el dólar, que ya aumentó 7,5% en lo que va del año. Y el fisco recibirá US$ 1200 millones menos en concepto de retenciones.
Además, será sustancialmente menor el fondo solidario que el Gobierno repartirá entre provincias y municipios, equivalente al 30% de lo recaudado por las retenciones a la soja. El malestar entre los productores agropecuarios, enfrentados con el Gobierno por ese tributo, podría acentuarse en la medida en que progrese la cosecha y se confirmen los malos resultados.
En 2008, con US$ 16.515 millones, el complejo sojero representó el 23% de las ventas externas argentinas. Además, es una de las principales fuentes de ingresos del Estado nacional: sólo por retenciones, ese año, el Fisco percibió más de US$ 5000 millones. Desde hace años, la Argentina es el principal exportador del mundo de derivados industriales de soja.
Por los altos precios internacionales y la mayor rentabilidad relativa, los productores se volcaron masivamente a la siembra de este cultivo en los últimos años con el beneplácito del Gobierno que, a pesar del discurso antisoja, permitió esa expansión. En muchos casos, los buenos márgenes en el negocio oleaginoso les permitió a los productores subsidiar otras actividades, como la ganadería o la lechería, afectadas por los bajos precios originados en el cierre de las exportaciones.
El impacto de la sequía ?la peor de los últimos 40 años? fue más duro que lo esperado, incluso en la principal zona productiva en la que los rendimientos cayeron sustancialmente. En campos del norte bonaerense, como Pergamino, Rojas y Salto, se registraron rendimientos de entre 900 y 1200 kilos por hectárea, cuando el promedio nacional de 2007/08 fue de 2700 kilos por hectárea. Según la Bolsa de Cereales porteña, la trilla tiene un avance del 14%, con lo que todavía hay alguna expectativa de que los rendimientos puedan mejorar.
Paradójicamente, la actitud de los productores de retener buena parte de su cosecha vieja de soja ?que fue duramente criticada por la presidenta Cristina Kirchner y su esposo Néstor Kirchner? resulta ahora un dato positivo ante el contexto de menor producción. Aunque no hay estadísticas oficiales, porque el Gobierno dejó de publicarlas en octubre pasado, se estima que hay en los campos unos 5,5 millones de toneladas de la oleaginosa de la cosecha 2007/08.
Ayer, la Secretaría de Agricultura publicó la estimación oficial de cosecha. A pesar del discurso oficial contra el monocultivo de la oleaginosa, este año se llegó al récord histórico de superficie sembrada al alcanzar las 17,1 millones de hectáreas. La expectativa de la Secretaría, cuya estimación fue cerrada el 18 de este mes, está puesta en la recuperación que pueda tener la soja de segunda en los lugares que recibieron algunas lluvias en la segunda quincena de febrero.
La menor cosecha de soja se suma a los magros resultados de las trillas de trigo y maíz, que cayeron en promedio el 50%. En este caso, el menor ingreso de recursos fiscales ya fue asumido por el Gobierno, porque las retenciones sobre el saldo exportable (6 millones de toneladas de maíz y algo más de 500.000 toneladas de trigo) ya fueron cobradas mediante el sistema de adelanto del pago de derechos de exportación a cambio de la ampliación de los plazos de embarque.
En total, la cosecha argentina de este año apenas llegaría a los 70 millones de toneladas, lejos de los 97 millones de toneladas del año pasado. Desde hace unos cinco años, estudios privados y públicos proyectaban para estos años una cosecha del orden de los 100 millones de toneladas por primera vez en la historia. Esa meta quedará lejos cuando se termine la cosecha gruesa y haya que empezar a pensar en la próxima siembra, con un menor capital de trabajo y, en muchos lugares del país, con pérdidas considerables. Según datos del Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural, la menor cosecha significará una caída de dos puntos del producto bruto interno.