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Rapidito, rapidito, que el aire se corta con una tijera
Saludo formal y protocolar entre la presidenta Cristina Kirchner y el vicepresidente Julio Cobos. Pura frialdad. Cara a cara después de siete meses
1 de marzo de 2009
Por Roberto Aguirre Blanco

A las 10:59, después de siete meses de guerra mediática y de congelamiento entre la presidente de la Nación, Cristina Kirchner y el vicepresidente de Julio Cobos, un buen apretón de manos de un segundo los encontró en el inicio de las sesiones ordinarias del Congreso nacional.

El con la mirada fija y un sonrisa de compromiso, nervioso y expectante, ella, protocolar, segura y sin dedicarle ningún gesto, ni una mirada.

De esta manera volvieron a verse frente a frente las dos personas más importantes del Poder Ejecutivo, compañeros de una formula presidencial en 2007, luego de la crisis desatada entre ambos por la votación “no positiva” de Cobos en la resolución 125 de suba de retenciones.

En un país donde los problemas se acumulan y la gente comienza a sufrir los avatares de la crisis, la atención estuvo fijada en un detalle de interna política que devuelve lo peor de la historia argentina: la defensa de los intereses personales de quienes gobiernan.

Cumpliendo con lo mejor de sus estilo, la jefa de Estado cumplió con el protocolo y llegó con puntualidad no kirchnerista al palacio Legislativo a las 10:58 donde apenas bajó del automóvil que la llevó y saludo a los militantes que la esperaban en la Plaza de los Dos Congresos.

Inmediatamente entró al edificio, acompañada por el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y fue recibida por la comisión de exterior y luego la de interior de la Asamblea Legislativa, donde la presidenta se mostró muy afectuosa y regaló besos a los diputados y senanadores.

Un minuto después ya estaba en el Salón Azul, donde se encontró frente a frente al ahora, su enemigo intimo, Julio Cobos, quien la espero 10 minutos con los brazos cruzados y la mirada perdida.

Primero saludó al presidente de la Cámara baja, el jujeño Eduardo Fellner, a quien le sonrió, luego pasó con premura por la mano de Cobos, y volvió a dibujar un gesto de alegría la estrechar la mano del senador José Pampuro.

Con un gesto de la mano, Cobos la invitó a firmar el libro de visitas y luego la acompañó, un paso atrás, a Cristina quien ingresó a la Cámara de Diputados a las 11:01 y fue recibida por una lluvia de panfletos con quejas del gremio Legislativo.

Luego de un aplauso sostenido, a las 11:02, Cobos la presentó formalmente y Cristina comenzó el discurso de la 127 Asamblea.

Este encuentro de dos glaciares en medio del Ártico tuvo una similitud al que protagonizó el ex presidente Néstor Kichner en la asamblea de 2004, cuando el esposo de la presidenta no se hablaba con su vicepresidente, Daniel Scioli. Nada cambia.