En el último trimestre de 2008, cayó la cantidad de cuentas en bancos privados. Analistas lo atribuyen a la fuerte dolarización y a la vieja costumbre del colchón
Los bancos privados locales están viendo el fin de la expansión: no ya en el estancamiento de todas las líneas de créditos, sino también en la reducción que empiezan a mostrar las transacciones de las empresas y las personas. La cantidad de cuentas corrientes y cajas de ahorro en la Argentina registró durante el último trimestre del año pasado la primera caída desde el 2003 hasta hoy, y sugirió un nuevo indicio de la mayor reticencia de los argentinos a la bancarización. Todo una novedad, para un sistema financiero que no hizo más que sumar clientes en los años posteriores a la crisis: desde las casi 13 millones de cuentas de diciembre de 2003, hasta las 24,2 millones de septiembre de 2008, según analiza el diario El Cronista.
Sólo en el último trimestre del año pasado, en lo peor de la crisis subprime, los bancos privados debieron cerrar más de 100 mil cuentas corrientes, y casi 140 mil cajas de ahorro. Los públicos, en cambio, pudieron ampliarlas, pero reflejaron una tibia desaceleración, con 1532 cuentas corrientes adicionales, y cerca de 8.000 nuevas cajas de ahorro. El dato puede verse hoy en la sección sobre “Información de entidades financieras” del sitio web del Banco Central, que muestra esas cifras actualizadas hasta diciembre de 2008.
“En la volteada, cae todo. A los bancos no les pasa nada distinto que a los otros sectores de la economía. Nadie lo grita, pero la realidad es que las entidades no escapan a esta situación. Hay otros indicios de que el crecimiento para los bancos se terminó. Esto se ve tanto en los créditos, como en los depósitos, que en los últimos doce meses vienen mostrando un crecimiento nominal en caída”, explicaron desde una consultora especializada en finanzas.
La menor cantidad de cuentas corrientes representa una caída del 3,1% en el último trimestre, que contrasta con un avance del 4,2% en igual período del año anterior. Y en cajas de ahorro, de 0,62%, contra un crecimiento previo del 3,04%.
Para los analistas, el comportamiento puede atribuirse a varios factores. Pero, sobre todo, a la fuerte dolarización y la furiosa fuga de capitales que sufrió el país durante los últimos meses, que motivaron a su vez la apertura de cajas de seguridad. “Puede deberse a que la gente se está guardando esos pesos que retiró del sistema en el colchón, y en dólares. No creo que sea el costo de mantenimiento el principal factor por el cual se cierran las cuentas, porque éste no cambió demasiado, y está en menos del 1%. No es determinante para la gente”, explicó a El Cronista el economista Juan Manuel O’Donnell, de Econviews.
En el relevamiento del Central no se percibe aún el fuerte impacto de la caída en el empleo que empezó a sentir la economía. Las cifras muestran que las cuentas vinculadas al pago de remuneraciones crecieron en al menos 100.000 unidades en los últimos tres meses del año.
Para algunos, la contracción también puede estar explicada por la desaceleración que se ve en el crecimiento del dinero transaccional, producto del menor nivel de actividad. Aunque ese efecto, advierten, es bastante anterior. El llamado “m2” (billetes y monedas en poder del público, más cuentas corrientes y cajas de ahorro en pesos) crecía a un ritmo del 28% hasta antes del conflicto agropecuario, pero terminó cerrando el año con un avance en torno al 8%. “Quiere decir que, si se considera una inflación del 20%, el dinero que hay en el sistema es menor en términos reales. Y, con menos dinero en el total del sistema, es lógico que haya menos cuentas corrientes y cajas de ahorro”, explicó el analista de una consultora especializada.