El gobierno brasileño de Luiz Inacio Lula da Silva decidió dejar sin efecto las medidas restrictivas a las compras externas en vigencia desde la semana pasada, atendiendo a un pedido de empresarios.

Tras reunirse hoy con representantes del gobierno en Brasilia, el director de Comercio Exterior de la poderosa Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (FIESP), Roberto Giannetti da Fonseca, dijo que será reducida la lista de productos cuya importación depende de una licencia anticipada.

Pero finalmente el ministro de Hacienda decidió dejarla sin efecto a partir de mañana, jueves.

De este modo, los importadores no estarán obligados a informar el gobierno sobre la compra de los productos incluidos en la lista antes de la concretación del negocio, es decir las licencias serán concedidas en forma automática.

"Por lo tanto, no cambiará mucho en la vida de las empresas. Esa medida no representa un retroceso, sino que fue una medida temporal, vigente por plazo indeterminado y, hasta cierto punto, necesaria en un momento de crisis", dijo el dirigente empresario.

De este modo, el gobierno del presidente Lula evitó generar conflictos con los socios del Mercosur, que ya habían anticipado sus preocupaciones, por considerar que esas medidas eran restrictivas del intercambio en el bloque y violatoria de los protocolos del club y también de la Organización Mundial de Comercio.

En la semana pasada, el gobierno brasileño dio a conocer una lista de productos cuya importación estaría sujeta a licencia previa, lo que generó preocupación entre los socios comerciales del país y también entre empresarios locales, que temían dificultades para sus negocios.

La nómina de productos afectados por la medida incluía textiles, cereales, hierro y acero, bienes de capital, instrumentos óptimos y quirúrgicos, muebles y juguetes.

Las trabas burocráticas a las importaciones fueron adoptadas en momentos que Brasil enfrenta una fuerte caida en el superávit de su balanza comercial, atribuida principalmente al aumento de las importaciones. Esa situación se agravó este año, después que la crisis financiera internacional hizo disminuir el monto de las importaciones de Brasil, que acumuló un déficit comercial de u$s645 M hasta el 25 de enero pasado. Pero la integridad del bloque regional parecen haber pesado más, y el gobierno de Lula decidió dar marcha atrás con esas barreras comerciales.