El diálogo entre el oficialismo y la oposición, establecido ayer en la Asamblea Constituyente de Bolivia, no logró resultados concretos ni frenó una convocatoria a un paro de actividades en cuatro de los nueve departamentos del país.

El paro general de 24 horas, afectará a la mitad del país y que parece marcar un pronunciado distanciamiento entre su administración y las regiones más ricas.

Los líderes cívicos y políticos de los departamentos de Santa Cruz, Pando, Tarija y Beni, que ocupan dos tercios del territorio boliviano, confirmaron que suspenderán sus actividades en demanda de respeto a la ley y a la democracia en el desarrollo de la Constituyente.

"La protesta obedece al odio". El presidente boliviano, Evo Morales, dijo que el paro de cuatro regiones dominadas por élites de la derecha obedece al "odio, al desprecio al movimiento indígena originario".

"Cuando hablan de paro siento que es el odio, el desprecio al movimiento indígena originario, hemos recibido muchos insultos, nuestros constituyentes han recibido insultos, provocaciones", lamentó el mandatario.

Nacido de la lucha sindical, Morales evocó que estuvo "en muchas movilizaciones, estas tienen que ser de consenso de un sector, espontáneamente, voluntariamente y no bajo amendrentamiento ni intimidación".

Medidas de seguridad. Grupos radicales como la Unión Juvenil Cruceñista, de extrema derecha, anunciaron que desde la medianoche de este jueves desplazarán unos 6000 activistas para bloquear las calles de Santa Cruz.

En previsión de eventuales enfrentamientos con movimientos sociales leales al gobierno, la ministra de Gobierno (Interior), Alicia Muños, dijo que activará el control policial.