Un total de 300 kilos de cocaína fue hallado hoy oculto dentro de 12 máquinas cargadoras de baterías de vehículos, en un depósito de la localidad bonaerense de San Justo, partido de La Matanza. Tenía como destino el continente europeo, con un valor de 12.000.000 de euros.

Los investigadores creen que el cargamento, valuado en la Argentina en más de 2.000.000 de dólares, tenía como destino el continente europeo, donde se vende a 12.000.000 de euros.

Fuentes policiales informaron a Télam que todo comenzó con una pesquisa iniciada hace varios meses por el juez federal de Morón, Jorge Rodríguez, y la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de esa jurisdicción.

En base a las tareas investigativas, los detectives allanaron esta tarde el depósito de una maderera ubicada en avenida Perón al 4600, de San Justo, en la zona oeste del conurbano.

Según las fuentes, en el lugar se encontraron 12 máquinas cargadoras de baterías de vehículos que, por causas que se procuran establecer, estaban depositadas allí desde noviembre pasado.

Al inspeccionar el interior de los cargadores, que tienen una carcasa de plomo y madera cuadrangular, los peritos descubrieron que en cada uno de ellos había 25 kilos de cocaína distribuidos en envoltorios de papel.

Los voceros policiales explicaron a Télam que cada uno de los envoltorios estaba recubierto con una especie de grasa o sustancia química que se cree servía para evitar el rastreo de los perros detectores de narcóticos.

"En total, se secuestraron trescientos kilos de cocaína, cada uno de ellos valuados en el país en siete mil dólares", explicó a Télam una fuente de la investigación.

El mismo vocero indicó que las sospechas apuntan a que la droga iba a ser transportada por barco a Europa, donde finalmente se iba a comercializar en el mercado negro. "En Europa, cada kilo de cocaína vale unos cuarenta mil euros", precisó el informante, que agregó que aún se procura determinar el origen de la cocaína incautada.

En tanto, en el depósito allanado, había siete hombres, entre empelados y encargados del lugar, que quedaron a disposición del juez Rodríguez, quien deberá resolver si formaban parte de la banda narco o no sabían lo que las máquinas contenían.