La desconfianza hizo que se fuera del país unos U$S 13.000 millones. El preocupante fenómeno arrancó con la crisis del campo y no se detuvo hasta el momento
Los abultados dólares que ingresaron al país por el canal comercial en 2008 no tuvieron como contrapartida una acumulación de reservas por el déficit de la cuenta capital (que registra las operaciones financieras entre la argentina y otros países), según la consultora Ecolatina.
La salida de capitales se explica principalmente por el comportamiento del sector privado no financiero. Si bien en el primer trimestre se registró una entrada neta de divisas por US$ 1.179 millones, el desplome de la confianza y de las expectativas – tras el conflicto con el campo, el estallido de la crisis financiera internacional y la estatización de las AFJP- impulsó la salida de capitales el resto del año.
En 2008 el déficit de la cuenta capital privada no financiera cerraría en US$ 13.800 millones.
Más importante aún, la formación neta de activos externos del sector privado no financiero -asociado a la fuga de capitales- acumula al tercer trimestre un déficit que duplica al registrado durante 2007.
Sin embargo, lejos de revertirse, en el último trimestre la fuga se profundizó, especialmente en octubre. Observando la intervención neta del BCRA y el movimiento de los depósitos privados entre septiembre y diciembre estimamos que la cuenta de activos del sector privado no financiero registraría en 2008 un déficit en torno de US$ 20.000 millones.
Más aún, la formación de activos externos alcanzaría este año el pico de 2001-2002. El hecho que la confianza de los consumidores se ubique en niveles similares a los del colapso de la convertibilidad no es un hecho casual.
La Cuenta Corriente alcanzará este año US$ 7.870 millones gracias al aporte del superávit del saldo de bienes. Los otros dos componentes -rentas y servicios- presentan históricamente un déficit.
El saldo comercial alcanzará US$ 13.500 millones en 2008 gracias a la mejora de los términos de intercambio de principios de año. El componente rentas registrará este año una salida neta de divisas por US$ 7.530 millones (giro de utilidades) y el déficit por servicios alcanzará US$ 1.100 millones.
En 2009, el superávit de Cuenta Corriente se reduciría a solo US$ 2.180 millones por el menor saldo de bienes (US$ 6.700 millones) y un mayor deterioro del déficit de servicios. La salida de divisas en concepto de rentas se achicará por menores utilidades giradas al exterior.
De esta manera, los dólares excedentes por las transacciones comerciales en 2009 serán casi un cuarto de lo registrado este año (US$ 2.180 Vs. US$ 7.870 millones).
Los dólares que ingresaron al país por Cuenta Corriente en 2008 no tuvieron como contrapartida una acumulación de reservas por el déficit de la Cuenta Capital cercano a los US$ 8.700 millones.
La salida de capitales se explica principalmente por el comportamiento del sector privado no financiero. En 2008 el déficit de la cuenta capital privada no financiera cerraría en US$ 13.000 millones.
Si bien en el primer trimestre se registró una entrada neta de capitales, el desplome de la confianza y de las expectativas de los privados tras diversos shocks negativos (conflicto con el campo, estallido de la crisis financiera y estatización de AFJP) impulsó la salida de divisas el resto del año.
Más aún, la formación de activos externos alcanzaría este año US$ 20.000 millones alcanzando el pico registrado durante 2001-2002.
Por el lado del sector público, solo el Banco central pudo moderar la salida de capitales solicitando préstamos y pases internacionales por más de US$ 2.500 millones en el segundo semestre.
En 2009 se profundizarán las presiones sobre las reservas y el dólar. El superávit de cuenta corriente se reducirá fuertemente, el sector público seguirá sin posibilidades de emitir deuda y la fuga de capitales continuará si no se revierten expectativas.
El blanqueo de capitales -aprobado recientemente- tiene como objetivo compensar el fuerte drenaje de divisas. Sin embargo, no esta exento de costos y tampoco revierte el problema de desconfianza del sector privado que impulsa la fuga.
La correcta implementación de los anuncios realizados es un buen comienzo para revertir las expectativas pero también hay que avanzar en las cuestiones de fondo.