Tigre, Boca y San Lorenzo deberán definir en un mini torneo al campeón del Torneo Apertura 2008. Hace cuatro décadas se definió por única vez de esa manera
Por Roberto Aguirre Blanco
La definición que encararán Tigre, Boca y San Lorenzo para decidir quien es el ganador del Torneo Apertura 2008 será en un triangular todos contra todos y que dilucidará al campeón por puntos.
La única vez que se disputó una definición de este tipo fue exactamente hace 40 años cuando Vélez logró su primer título profesional en el fútbol argentino al superar en un triangular a Racing y River.
Tras 15 fechas del Torneo nacional 1968, Vélez Sarsfield, Racing Club y River Plate igualaron el primer lugar todos con 22 unidades.
Ese fue el campeonato donde el club de Liniers dio la primera vuelta olímpica de su historia con un inolvidable equipo integrado por Daniel Wellington, Omar Webhe, el arquero Marín, y un juvenil Carlos Bianchi en sus filas.
A dos fechas del cierre del certamen todo parecía que era para La Academia quien era líder con dos puntos de ventaja sobre Boca y River y tres ante Vélez. Sin embargo, en la penúltima fecha, Racing perdió con Colón 4 a 2 en Santa Fe, River ganó y Vélez quedó a un punto de lo líderes.
En la jornada de clausura, se midieron justamente Racing y River con más de 60 mil entradas venidas en el cilindro de Avellaneda, en un cotejo que terminó igualado 1 a 1, mientras el club de Liniers le ganó a Huracán y se produjo el llamativo triple empate.
Vélez fue campeón tras empatar con River 1 a 1 y derrotar a Racing 4 a 2, y así empató en puntos en ese triangular con los “millonarios” que habían vencido a La Academia 2 a 0, en partidos jugados todos en el viejo Gasómetro de avenida La Plata.
El titulo quedó para El Fortín por haber conquistado más goles a favor en todo el certamen, en una definición que postergó a River por una vez en la negra racha de 18 años sin títulos entre 1958 y 1975.
El partido más polémico fue el disputado en la segunda fecha de ese mini torneo cuando Vélez y River empataron 1 a 1 y se produjo una de las jugadas más discutida de la historia del fútbol argentino.
Se la conoció como “la mano de Gallo” cuando tras una jugada en el área de Vélez, Daniel Anega remató al arco ya vencido de Miguel Angel Marín, el arquero del Fortín, y el defensor Gallo se tiro en palomita y sacó el balón en su caída con la mano.
El árbitro de ese choque, Guillermo Nimo, no vio la falta y no sancionó el penal que podría haber cambiado la historia.
Las fábulas populares contaron después que la semana siguiente al partido Nimo se compró un automóvil Torino, el coche top de esa época, y después aclaró que fueron con sus ahorros de toda la vida.