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3 de diciembre de 2024
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Viuda de Forza: "Descubrí que Sebastián tenía una doble vida"
Solange Bellone cree que su esposo era "un chico ambicioso que vivió muy rápido". Sospecha que lo traicionó alguien de su entorno. Quiere cobrar lo que le debían a su marido
7 de diciembre de 2008
Solange Bellone (30), a cuatro meses de la desaparición y posterior asesinato de su marido, Sebastián Forza (34) -una de las víctimas del triple crimen de General Rodríguez-, dialogó con Clarín.

Dice que está dolida por el episodio que vivió el martes en el programa de Mirtha Legrand, cuando la cruzaron con su suegro (con quien está distanciada), se levantó llorando de la mesa y se fue.

"Esta es la última nota que doy. Quiero dedicarme a mi hijo que tiene cuatro años. Lo quiero preservar de este dolor y esta desgracia", suelta. Una y otra vez reitera que está abocada a la crianza de su nene, que extraña a su padre: "Pregunta por su partida repentina y hasta sueña que habla con él. Es todo muy duro".

Mientras, Solange hace su propio duelo: empezó a escribir una novela de su vida. El libro no tiene título pero sí comienzo: arranca por el entierro de Sebastián en la parcela más barata que quedaba en un cementerio privado de la zona norte, al lado de una estatua, con algo de belleza para que a su hijo no le parezca tan triste.

Forza, Damián Ferrón (37) y Leopoldo Bina (35) desaparecieron el 7 de agosto. Seis días después hallaron sus cuerpos en un zanjón de General Rodríguez. A partir del hallazgo se empezó a desmadejar una trama de negocios peligrosos y ambición. Forza tenía una droguería en sociedad con Solange (Sanfor Salud) y vendía medicamentos. Más allá de su estilo de vida ostentoso, no le estaba yendo bien: la quiebra del Hospital Francés (era proveedor) lo había dañado. Acumulaba deudas, cheques rechazados, estaba en convocatoria de acreedores.

Los investigadores del triple crimen están convencidos de que Forza, Ferrón y Bina quisieron quitarle a alguien el negocio de la efedrina (un precursor para fabricar drogas sintéticas, muy codiciado por los narcos mexicanos). O vendieron una carga rebajada y fueron sentenciados a muerte.

¿Cuánto hay de verdad y cuánto de mentira sobre lo que se dice de la vida y negocios de Sebastián?

Se exageró. Hubo desinformación y mentiras. Se quiso desviar el foco de los tres chicos y se orientó hacia Sebastián. Cualquier cosa de él estaba mal vista. Actuó como nube de humo. Fue intencional.

¿El móvil fue la efedrina?

No sé muy bien. Pero lo que sé es que si no hubiese existido la causa de Campana (la que investiga a los mexicanos y la ruta de la efedrina), tal vez esto hubiese terminado con que toda la culpa era de Sebastián, lo que es una barbaridad. Inventaron causas y allanamientos que no existieron y que me trajeron perjuicios muy grandes. Tanto él como yo somos una nube para tapar la realidad.

¿Y cuál es esa realidad?

Que los tres intentaron meterse con cierta gente, que no midieron riesgos y consecuencias. Pero esto nada tiene que ver con los otros negocios de Sebastián.

¿Nunca te habló de la efedrina?

Sí. Una vez le pregunté, mirando la tele, qué era eso. Me dijo que era un negocio que estaba creciendo un montón, pero que se estaba por cortar porque iban a cambiar las leyes.

Si estaba en el tema de la efedrina, ¿por qué creés que no te lo contó?

Porque sabía que yo soy muy estricta y que no le hubiera permitido hacer un negocio así, más sabiendo que podía ser ilegal.

¿Sebastián era de la DEA?

La verdad no me habló nunca de eso... (duda). Me parece que tenía un perfil alto, era llamativo y la DEA necesita un perfil más bajo.

¿Qué descubriste de él en todo este tiempo?

Por respeto a mi hijo no quiero decir mucho, pero descubrí que Sebastián tenía una doble vida.

La autopsia registró que tenía cocaína en el organismo. ¿El era consumidor?

Nunca lo vi consumir drogas. Quizás lo obligaron. Detectaron que la tenía en el estómago.

¿Por qué hay mucha gente que tiene la sensación de que sabés más de lo que decís?

No me dieron lugar para decir más. En la fiscalía de Capital siempre me decían que se habían ido de joda. No se me ocurrió hablar del monoambiente de Open Pilar y nadie me preguntó. Yo no sabía de los autos que tenía. No eran todos de él. Sólo estaba preocupada por saber que le había pasado.

La mujer asegura que está entusiasmada con el trabajo del nuevo fiscal de la causa, Juan Bidone, aunque reconoce que el camino a la verdad es "complejo y hermético". "Tengo mi propia lista de sospechosos y la repaso todos los días. Igual, no sé cuál fue el motivo del crimen... Ocurrió un imprevisto, algo salió mal..."

¿Qué sabés de la relación de tu marido con Ferrón y Bina?

A Damián lo conocía del negocio de las farmacias. Y Leo, según me había dicho Sebastián dos días antes que desaparecieran, era un muchacho con muchos contactos en la Aduana. No sé si Leo tenía que ver con la efedrina, pero sí con los personajes del negocio de la efedrina.

¿Creés que hubo un entregador?

Se los llevaron engañados. Algo no resultó. Creo, en realidad, que alguien del entorno cercano puedo haberlos traicionado.

Los investigadores suponen que a Sebastián lo mataron al final para presionarlo, tal vez porque tenía la forma de destrabar el problema...

Esos tres chicos sufrieron y murieron como perros. Siempre aparece Sebastián porque era un generador de negocios. Le gustaba la plata, es cierto, pero no necesitaba meterse en cosas raras.

Pero se habla de plata mal habida...

Mentira. Teníamos una empresa con reputación impecable. Nos daban crédito porque cumplíamos. Estábamos en concurso de acreedores, es cierto, pero hasta ese momento jamás nos habían rechazado cheques por falta de fondos. Lo que pasa es que, acá, si te va bien sos el mejor, y si algo te sale mal, te condenan y sos el peor. Si hubiera tenido influencias políticas como dijeron, nos hubiera ido mejor. Yo hoy tengo sólo deudas.

¿Cómo definirías en pocas palabras a Sebastián?

Un chico ambicioso que vivió muy rápido. Inteligente.