Tienen certificados firmados por familiares o médicos amigos. Presión en una época del año para presentarlos. Las responsabilidades de la URBA y de los clubes
Por Roberto Aguirre Blanco
Una investigación periodística estableció que un alto porcentaje de certificados de aptitud de los juveniles que practican rugby no fueron otorgados tras un examen médico minucioso.
Estos certificados fueron firmados por profesionales que son familiares de los jóvenes o amigos de las familias.
“Muchas veces la falta de tiempo, las urgencias por un viaje o una gira, hacen que muchos padres soliciten a profesionales conocidos la firma de un certificado de aptitud física. Es muy común, lamentablemente”, señaló una madre que tiene tres hijos jugando en diferentes equipos de zona norte, al portal adnnoticias.com.
La sorpresiva muerte de Alvaro Costa, el chico del San Isidro Club de 18 años, producto de una cardiopatía que no fue detectada en ninguno de sus certificados de aptitud –en este caso firmado por una tía médica- puso esta problemática sobre el tapete.
Asimismo, muchas “quejas” de padres, para justificar esta negligencia, se basan en que este certificado se pide al inicio de la temporada (marzo-abril) y es una “época de mucha presión para los padres con los colegios y responsabilidades de inicio de año, y para comenzar a jugar los clubes quieren ya ese documento médico”.
“Para un padre responsable no puede existir esta justificación: acá es simple, se lleva al chico a hacer un electrocardiograma, luego un estudio de esfuerzo y se vuelve a ver al pediatra o al clínico para que lo evalúe. Es cierto que se pueden perder uno o dos días, pero se gana en tranquilidad”, señaló la misma madre al portal de zona norte.
“Sobre 10 padres, más de la mitad no cumple con este requisito”, dijo otro padre con hijos en el mundo del rugby, y además integrante de uno de los clubes más populares.
Asimismo, si bien desde la URBA se sostiene que hacen un control de estos certificados, sólo se trataría de una cuestión administrativa, en la cual cada jugador de las diferentes divisiones cuenta con uno que lo habilite.
Lo que no se hace es un seguimiento de los profesionales o un pedido de los estudios realizados para un archivo o verificación de los mismos.
Tampoco lo hacen los clubes, que en el marco de su propuesta amateur no cuentan en su gran mayoría con equipamientos médicos internos para seguimientos y controles posteriores al anual que exigen a los jóvenes y se deben hacer en forma privada.
Un ex jugador de rugby de San Isidro sostuvo a adnnoticias que “en un deporte cada vez más exigente y profesional, seguimos trabajando como si fuéramos clubes de barrio y con el único objetivo de amor a la camiseta".
En esa línea, agegó: "Si un chico sufre cambios en su salud durante el año, el club nunca se entera, sólo hay primeros auxilios para accidentes del juego. Así no va más”.