La modalidad se da en algunos emprendimientos de Puerto Madero, Barrio Norte o Palermo, como estrategia ante el menor ritmo que se observa en las ventas
Algunas costumbres de Oriente comienzan a encontrar su lugar en los barrios más cotizados de Capital Federal. Y la referencia nada tiene que ver con los locales gastronómicos o de ropa que desde hace tiempo funcionan allí. Ahora también aparece una nueva particularidad, hasta hace dos meses absolutamente impensada.
En lugares como Palermo, Barrio Norte o Puerto Madero, como ocurre en los mercados persas, aunque con otro tipo de mercadería, ya se regatea el precio de las propiedades.
Los “descuentos” que se consiguen –que pueden oscilar entre un 5% y un 10%– no definen la concreción o no de una operación. Sin embargo, sí muestran una tendencia que nació con la crisis financiera mundial.
“Es algo que se comenzó a observar a partir de octubre, con la explosión de la crisis. Antes no existía esto, a tal punto que había más compradores que vendedores. Ahora las ventas se deben trabajar un poco más y es así que aparece esta posibilidad de conversar las transacciones”, explicó a El Cronista Roberto Tizado, titular de Tizado Propiedades.
Cuestión de vanidad, por un lado, y estrategia comercial, por el otro, los desarrolladores inmobiliarios tienden a minimizar en público la tendencia. En off, sin embargo, admiten la novedosa veta vendedora.
“No es que las ventas se hayan desplomado; estamos muy lejos de que esto ocurra. La posibilidad de obtener alguna bonificación obedece más a una cuestión de estar atentos al momento del mercado. A nadie se le escapa que la fuerza de ventas, por la crisis mundial, ya no es la misma. Entonces, lo que intentamos es simplemente dar una ayudita para que se cierren las operaciones”, dijo uno de los máximos directivos de una de las desarrolladoras más importantes de Puerto Madero.
Más allá de que ya se hayan transformado en un argumento de ventas, las promociones no están presentes en todos los emprendimientos.
En algunos desarrollos, sobre todo en aquellos que apuntan a inversores de muy alto poder adquisitivo, y donde el precio del metro cuadrado puede tocar los u$s 6000, por ejemplo, se opta por mantener la tabla de valores original. “Tal vez, si se trata de un inversor que se quiere quedar con más de una propiedad se puede tener alguna atención, pero por lo general en emprendimientos de gran valor no se estila la negociación de montos”, afirmó el empresario.
Hoy, el costo promedio del metro cuadrado (m2) en este barrio toca los u$s 2300 en el caso de las unidades a estrenar, en tanto que toca los u$s 1600 si se trata de usados.
Alejandra Covello, titular de Covello Propiedades, otra de las inmobiliarias con fuerte arraigamiento en los barrios más cotizados, explica alguna de las razones por las que se gestaron estas estrategias de venta.
“Se produjo un freno muy fuerte en el volumen de llamados. Hay menos gente averiguando, está claro que el mercado se enfrió. Aunque, por otro lado, aquellos que muestran interés están decididos a cerrar las operaciones, ya que se trata de personas con intenciones de buscar refugio en los ladrillos”, sostiene Covello.
Otro de los efectos que llegó de la mano de la crisis financiera mundial es la virtual desaparición de los inversores extranjeros, hoy atentos a las crisis de sus propios mercados.