Alberto Fernández criticó la "falta de generosidad" del partido por "querer castigar a los que se animan a romper con el pasado"
El Gobierno volvió a embestir hoy contra el radicalismo opositor, esta vez luego que ese sector del partido amenazara con "excluir automáticamente" a los dirigentes alineados con la Casa Rosada y con el proyecto de concertación que impulsa.
El vocero de la renovada avanzada contra la UCR fue el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, que aprovechó una defensa de la concertación para cuestionar a la conducción del partido.
En particular, criticó la "falta de generosidad" de partidos como "el radicalismo y el socialismo", para los cuales "la solución es castigar al que se anima a romper con el pasado y busca un futuro diferente".
En la misma línea, aseguró que "la Argentina está en una disputa entre el futuro y el pasado". Enseguida explicó que "el futuro tiene que ver con aquellos que tratan de afirmar un modelo de país que se empieza a delinear" y lo opuso con lo que denominó "un pasado que resiste".
En este último grupo ubicó, aunque sin nombrarlos, a los radicales. "Son los mismos que dicen que la economía está en riesgo y cuando fueron gobierno nos dejaron el corralito y la destrucción de la economía", fustigó Fernández en declaraciones a radio Continental.
Ayer , el diputado nacional Federico Storani había asegurado que, según lo decidido por la convención nacional, que se reunió en Rosario el fin de semana pasado, quedará "automáticamente excluido" del partido aquel afiliado que se sume a un proyecto electoral con el kirchnerismo.
"La carta orgánica del partido dice que cualquier afiliado que integra la listas de otro partido queda automáticamente excluido, queda claro [porque] no es autorizada la política de acuerdos, coaliciones de alianzas", insistió.
En rigor, la carta orgánica de la UCR no hace mención explícita a castigos disciplinarios para aquellos afiliados que se postulen para otras fuerzas políticas, pero sí es terminante en cuanto a que la convención nacional es el máximo órgano de decisión partidaria y que es el que fija las políticas de alianza de la UCR y su plataforma electoral.
En Rosario la conducción partidaria logró imponer su postura de alinear a la UCR en la vereda de enfrente del gobierno de Kirchner y caminar rumbo a una coalición electoral que lleve al ex ministro Roberto Lavagna como candidato a presidente en 2007.
Además aprobó una autorización a la conducción partidaria a exhortar a la justicia electoral que intervenga cualquier UCR distrital que "no acate las resoluciones de la convención", con lo que abrió la puerta para quitarle el manejo de los símbolos partidarios a gobernadores y dirigentes que se sumen a la concertación que propone la Casa Rosada.
Por otra parte, Fernández volvió a ponerle límites al armado electoral que impulsa el oficialismo con miras a 2007. "Buscamos la concertación con quienes conciben el modelo de país tal como lo concebimos nosotros, aún con diferentes matices", afirmó.