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Cayó 30% el valor de las firmas argentinas en Nueva York
Perdieron US$ 23.600 millones desde agosto. Tienen más vulnerabilidad y menos crédito. La opinión de los analistas
20 de octubre de 2008
La crisis financiera no tiene límites. y las empresas argentinas no fueron una excepción. El valor de mercado de las principales compañías radicadas en el país y que cotizan aquí y en Nueva York cayó un 30% desde mediados de agosto, antes de que los mercados se subieran al tobogán cuyo final todavía no encontraron. En términos más simples: perdieron un tercio de su valor en dos meses.

Este grupo de empresas "Cresud, Banco Macro, BBVA Banco Francés, Tenaris, IRSA, TGS, Edenor, Galicia, Telecom, YPF y Petrobras Argentina" había logrado una capitalización de mercado de unos US$ 78.000 millones hasta el 15 de agosto último, un mes antes de la quiebra de Lehman Brothers. Al viernes pasado, esa cifra había disminuido a 54.400 millones. Este derrumbe de 23.600 millones equivale, por ejemplo, a alrededor de todo lo que se invierte en la Argentina en un año, según analizó el diario La Nación.

La escala juega a favor de las empresas argentinas, al menos en lo que se refiere a las pérdidas globales. Basta con mirar un dato: si se suma al grupo al gigante brasileño Petrobras "cuyo papel es uno de los más negociados aquí y en varias latitudes más" la caída del valor de estas compañías se estira hasta el 44%, o unos US$ 120.000 millones, cerca de medio producto bruto interno (PBI) argentino. El cálculo se realizó sobre la base de las cotizaciones de las firmas argentinas en Nueva York, que reflejan casi en forma idéntica la evolución de las locales.

La compañía que más se desvalorizó fue, justamente, la de mayor capitalización antes del derrumbe: la siderúrgica Tenaris. El precio de sus acciones cayó un 53%. El "panel del terror", tal como lo definió un analista, tiene como actores excluyentes al grupo agrícola Cresud, con una caída del 36%; a la inversora IRSA, con el 39%; la eléctrica Edenor, con un retroceso del 46%, y Transportadora de Gas del Sur (TGS), que perdió un 41 por ciento.

Las acciones de los bancos cayeron, sobre todo, la semana pasada. El papel del Banco Macro estiró sus pérdidas al 36%; el del BBVA Banco Francés, hasta el 34%, mientras que el del Grupo Galicia acumuló una baja del 29%. YPF, la petrolera que controlan Repsol y el grupo Petersen, del empresario Enrique Eskenazi, fue la gran ganadora junto con la filial local de Petrobras: ambas perdieron sólo un 13%.

No hay un solo analista, trader o ejecutivo que crea que los precios actuales reflejen la realidad de las compañías. Ridículos o irrisorios son algunos de los adjetivos que reciben. Lejanos a los llamados fundamentals de las empresas, aunque cercanos, eso sí, al pánico y la desconfianza que inundó a los inversores.

"La situación trastoca tanto los precios que es difícil decir qué está sobre o subvalorado. Respecto de su potencial histórico, la mayoría de los activos parece subvalorada. Y toda crisis puede ser vista como una gran oportunidad. Sobre todo para aquellos dispuestos a asumir un alto riesgo", señaló Alejandro Bianchi, de InverOnline.com.

Hay dos impactos directos para las empresas que sobresalen: más vulnerabilidad y menos acceso al crédito (un efecto que, dada la situación, queda un tanto relativizado).

Las empresas huyen a las preguntas sobre este tema por las restricciones regulatorias que imponen los mercados bursátiles. Pero la preocupación está instalada. De hecho, ya han despuntado algunas estrategias defensivas. El holding Pampa Energía, por ejemplo, anunció por estos días una oferta pública de adquisición (OPA) de 70 millones de acciones propias por hasta $ 94,5 millones para "defender el mejor interés de los accionistas".

Si bien la coyuntura elevó el riesgo de las empresas a ser compradas por inversores hambrientos, lo cierto es que no es tan sencillo como suena. Existen algunos límites, además de la delicada situación financiera internacional, que hace que en el mundo haya menos recursos para todos, incluso los potenciales compradores. No todo el capital de las empresas "flota" en los mercados. Usualmente, las empresas más grandes son las que tienen un porcentaje mayor de su capital abierto a inversores. Y quedarse con algunas de estas compañías, con mayores herramientas para defenderse, es una operación compleja. El resto suele tener una proporción menor de su patrimonio abierto en el mercado.

Pero, aun así, casi todos anticipan más movimiento. "Hoy sabemos que hay perdedores y no sabemos quiénes son los ganadores, pero los hay. Esos seguramente van a ir por las acciones que están por el suelo. Lo vamos a empezar a ver. Y estamos hablando de grandes compañías, que están a precios irrisorios", apuntó Juan Prgich, presidente del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), que a fines de esta semana realiza su congreso anual.

Ignacio Aquino, socio de PricewaterhouseCoopers, espera que haya operaciones "más oportunistas" que clásicas, donde una compañía compra otra para captar un mercado o para expandirse. "Hay empresas en las circunstancias para comprar otras. Se vio en bancos. Los que estén mejor posicionados, con buenos fundamentals, van a poder capturar las oportunidades de valor que se van a dar", señaló.