Los peligros del dólar alto
Por Martín Kanenguiser para La Nacion.com
12 de octubre de 2008
Si la semana pasada no fue fácil para ningún banquero central, la de Martín Redrado no fue la excepción. Mientras los industriales piden a gritos que se devalúe más el peso frente al dólar para ganar "competitividad" y la gente se mueve a la divisa norteamericana sin pausa, el presidente del Banco Central cree que dejar que el dólar se vaya como ocurrió en Brasil puede ser muy peligroso para las líneas de defensa que tiene hoy la Argentina en este contexto de fuerte crisis mundial.
Por esta razón, pese a que algunos economistas del oficialismo comentan en voz baja que el dólar debería llegar a $ 3,50 para después bajar y hacerles perder plata a los "especuladores", Redrado cree que un movimiento de ese estilo le haría perder al país reservas internacionales por unos US$ 3000 millones en un momento en que cada dólar del BCRA vale mucho por el crítico contexto externo. Y está convencido que los Kirchner tienen la misma visión.
Además, según el razonamiento de Redrado, difícilmente después de pasar a $ 3,50 el dólar baje más allá de la "fuerza" que tiene el BCRA para "poner el tipo de cambio donde quiere", como suele repetir el mercado, sino que podría estirarse hasta los $ 4, el complicado nivel que alcanzó en el pico de la crisis argentina del 2002, con el consecuente efecto sobre la inflación.
De todos modos, aunque el razonamiento teórico suene claro, el Banco Central sabe que el granizo que viene desde otros países hará mucho daño (por eso ahora el Gobierno habla de tener el dólar entre 3,30 y 3,40, tal vez no por decisión propia, sino admitiendo la realidad) y que no se puede navegar contra la corriente.
Es decir, si esta semana se produce otra serie de derrumbes pronunciados en los mercados globales (y por esa razón habrá que monitorear qué pasa con la suerte del banco de inversión Morgan Stanley, entre otras variables), la gente probablemente siga apostando al dólar, pensando, contrariamente a lo que dijo un ministro de Economía de la última dictadura a principios de los 80, que seguramente no perderá.