Las potencias económicas del mundo tratarán de idear remedios eficaces que revivan al sistema bancario y pongan fin al pánico vendedor de los mercados financieros
Los ministros de Finanzas y los jefes de los bancos centrales del Grupo de las Siete naciones más ricas del mundo ya se reúnen en Washington en un escenario entretejido por los derrumbes accionarios tras rescates de bancos, inyecciones de liquidez y recortes de tasas coordinadas, todas medidas que no devolvieron la liquidez al crédito.
Además se confirmó que el domingo, en París, se realizará una cumbre de jefes de Estado del Eurogrupo para "definir un plan de acción conjunto de la zona euro y del Banco Central Europeo ante la crisis financiera".
El banco estadounidense Morgan Stanley tomará protagonismo en Wall Street, mercado en donde los futuros exhibían la misma tendencia fuertemente negativa de Europa y Asia.
Los inversionistas parecían poco convencidos del acuerdo de Morgan Stanley con el japonés Mitsubishi. Los títulos del banco han perdido casi un 50 por ciento de su valor en los últimos tres días, por temores a que MUFJ pueda arrepentirse de su esperada inyección de capital.
El impacto de la crisis fue subrayado por General Electric Co , que reportó una caída de un 22 por ciento en sus utilidades netas del tercer trimestre, debido a que la crisis global golpeó a su importante brazo financiero GE Capital.
En una apuesta para descongelar los prestamos bancarios, el Gobierno estadounidense está considerando garantizar miles de millones de dólares de deudas bancarias y asegurar temporalmente todos los depósitos bancarios del país, informó el Wall Street Journal.
Las acciones europeas bajaban alrededor de un 7 por ciento, luego de perder un 15 por ciento en los cuatro días previos. Las bolsas del Viejo Mundo cotizaban en sus mínimos desde 2003.
El índice japonés Nikkei se derrumbó un 10 por ciento, su peor caída de un día desde el colapso de 1987, y esta semana descendió casi un 25 por ciento.
Las bolsas de Islandia, Rusia, Austria, Indonesia, Rumania y Ucrania tuvieron que cerrar a causa de los desplomes de sus acciones.
"Es como si el sistema financiero hubiera perdido su capacidad de funcionar", comentó Mike Lenhoff, jefe de estrategias de mercado de Brewin Dolphin en Londres.
La crisis se cobró su primera víctima entre las instituciones financieras de Japón: Yamato Life Insurance Co., que no cotiza en bolsa, llegó a deudas por 2.700 millones de dólares. El Gobierno consideraba reforzar a los bancos más pequeños.
En el centro de la escena estará la reunión del G7, que tendrá lugar más tarde, y la junta que mañana tendrán los ministros del G20, grupo que incluye a las grandes economías emergentes, como Brasil.
Los ministros y banqueros enfrentan intensas presiones para coordinar una respuesta que ayude a recuperar la confianza en el sistema financiero.
"Es tiempo de deshacerse de todo lo que hay en el problema y en tal medida que la 'sorpresa y conmoción' quiebren el ciclo actual de pánico", sostuvo Charles Diebel, estratega de Nomura, en una nota a sus clientes.
La firma de inversiones británica F&C dijo que la reunión del G7 podría ser de una "importancia realmente monumental".
La crisis que comenzó con el colapso del mercado de la vivienda de Estados Unidos ha destruido a prestamistas desde Wall Street hasta Islandia. La mayoría del mundo desarrollado está al filo de una recesión y a la gente le preocupa perder sus ahorros y sus empleos.
La semana pasada, las autoridades de Estados Unidos aprobaron un rescate bancario por 700.000 millones de dólares y los bancos centrales de todo el mundo recortaron el miércoles las tasas de interés al unísono.
Sin embargo, los mercados crediticios siguen profundamente complicados. Los bancos se desesperan por proteger sus capitales, mientras que el costo de los préstamos interbancarios en dólares sigue siendo alto. Hoy, las tasas para préstamos interbancarios en dólares a tres meses volvían a elevarse.
Como resultado del caos, el Tesoro de Estados Unidos planea comenzar a inyectar capitales a los bancos de su país este mes, según una fuente del ámbito del que emergen las políticas financieras y familiarizada con el pensamiento de Henry Paulson, secretario del Tesoro.
La nacionalización parcial de los bancos ampliará el rol del Gobierno de Estados Unidos, que se convertirá en el prestamista e inversor de último recurso.
Las políticas de Estados Unidos se habían enfocado en comprar los activos tóxicos de los bancos.
Muchos analistas señalaron que un refuerzo del capital de los bancos sería una manera más directa de romper con el congelamiento de los mercados de crédito, que también ha estancado los nuevos préstamos a consumidores y compañías.
Gordon Brown, primer ministro de Gran Bretaña, dijo que otros gobiernos deberían seguir el ejemplo del suyo y poner dinero en los bancos problemáticos y ofrecer garantías por cientos de miles de millones para persuadir a los bancos que comiencen a prestarse entre ellos.
"Debido a que es un problema global, requiere una solución global", escribió en el periódico The Times.