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Tiemblan mercados por traba de último momento al Plan Bush
Luego de rumores que daban por cerrado el salvataje en el Congreso, aparecieron diferencias insalvables en la reunión en la que Bush recibió a McCain y a Obama
26 de septiembre de 2008
Luego de una afiebrada jornada de reuniones y conversaciones multilaterales entre los distintos niveles del cuerpo político y económico del EE.UU., el plan de rescate estatal del sistema financiero se trabó en un lugar inesperado: la Casa Blanca.

Fue durante la reunión de tres horas en la que el presidente George W. Bush recibió a legisladores y a los candidatos a presidente John McCain y Barack Obama, un encuentro tenso, según testigos, y en donde diferencias insalvables entre los partidos pusieron en riesgo el monumental salvataje de 700 mil millones de dólares que debe ser aprobado por el Congreso.

Los legisladores demócratas y republicanos parecían haber logrado un acuerdo final para el proyecto, que permitiría la estabilización de los mercados mundiales y la subida del dólar. Ese convenio ponía una fuerte supervisión por parte del Congreso al uso de los fondos, que serían liberados de a cuotas y no en conjunto. Además impedía el uso del dinero en el pago de indemnizaciones a los ejectuvios responsables del desastre.

Pero los arreglos se fueron de madre durante la cita de emergencia en la Casa Blanca entre el presidente, legisladores de ambos partidos y los dos candidatos. El de ayer fue un día de confusión total. Luego de seis días de intensas negociaciones para aprobar el desembolso del plan diseñado por el secretario del Tesoro Henry Paulson, que costaría a cada mujer, hombre o niño del país la suma de 2.300 dólares per cápita y mientras Wall Street se tambalea a la espera de una resolución final, en el marco del final de campaña para las elecciones presidenciales, todo volvió a fojas cero.

El titular de la comisión Bancaria del Senado, el demócrata Christopher Dodd, dijo que el acuerdo que él había conseguido ayer temprano con algunos republicanos fue luego petardeado por una nueva propuesta ofrecida por el republicano Eric Cantor. Dodd dijo que si Paulson respalda esa propuesta, las negociaciones volverían a empezar de nuevo. La idea es que en lugar de que el rescate caiga sobre las espaldas de los contribuyentes se ofrezcan seguros sobre la deuda de mala calidad, en lugar de que el Estado la compre.

Tanto el republicano McCain como el demócrata Obama han intentado tomar distancia del impopular Bush durante estos meses de campaña, aunque ayer se sentaron a la misma mesa del presidente -uno en una punta, el otro, en la otra- y participaron de una reunión que, según testigos, incluyó discusiones a los gritos.

El gobierno de Bush ha venido haciendo concesiones a demandas de ambos partidos en relación al plan de rescate.

Todo ese dinero cubrirá las deudas "tóxicas" (incobrables) de los bancos que apostaron a los bonos hipotecarios. Por la crisis, quebró Lehman y debieron ser vendidos B.Stearns y M.Lynch a JP Morgan-Chase y Bank of America respectivamente; el Estado intervino en la aseguradora AIG y en los hipotecarios Freddie Mac y Fannie Mae. De los bancos de inversión sólo quedan Goldman y Morgan Stanley,

En esta crisis, que es la peor desde la década del 30, los bancos y operadores han utilizado un record de 188 mil millones de dólares diarios del Banco Central, una cifra equivalente a casi la mitad del PBI anual argentino.

Aunque el acuerdo legislativo alentó ayer a los mercados (Ver Pág.26), entrevistado por la CNN, Obama dijo que "habrá acuerdo, pero debemos seguir trabajando". Quedó claro que, contra el optimismo inicial, surgían nuevas dudas. Y líderes demócratas en el Congreso acusaron a McCain de esmerilar el convenio. "Hace campaña con esto cuando el tesorero Paulson nos dijo que es esencial para el país", se quejó el diputado Barney Frank, jefe de la comisión bancaria en su Cámara.

Hoy, Obama y McCain deberían debatir por primera vez, pero McCain insistió ayer que no participará, pese al reclamo de Obama. Bush había dicho el miércoles por cadena de TV que si no se aprobaba el plan de rescate habría consecuencias funestas para la economía y la mayor parte de los estadounidenses. Lo mismo habían señalado antes Bernanke y Paulson. Y desde esa noche los legisladores aceleraron el debate y muchos hasta pernoctando en Capitol Hill. Al cierre de esta edición se seguía negociando.