El periódico británico ahora dice que “no está garantizado acceso de la Argentina a mercados a un costo razonable”. ¿Y si analiza un poco más la debacle de Wall Street?
"En medio del deterioro de las condiciones económicas y financieras a nivel internacional, el gobierno de Argentina parece dispuesto a tratar el problema de larga data con los llamados holdouts, tenedores de bonos que se negaron a participar en la reestructuración draconiana de la deuda en 2005", escribe el semanario económico británico "The Economist" en un artículo titulado "En busca de la reforma en la Argentina".
Añade que "mientras que la Argentina no resuelva este problema, no puede esperar restablecer el acceso a los mercados internacionales de capital". Y que "aún si lo hace, el acceso a dichos mercados a un costo razonable no está garantizado". "Mientras tanto, crecen las preocupaciones sobre la capacidad del país de cubrir sus necesidades financieras", asegura.
A continuación los principales fragmentos del artículo:
Una nueva oferta de canje de deuda, como el pago de la deuda al Club de Paris, está motivada por el deseo de hacer las pases con los acreedores, calmar las preocupaciones crecientes en el mercado sobre las necesidades de la Argentina en el corto plazo y bajar las elevadas primas de la deuda argentina, que hoy alcanzaron niveles preocupantes.
La expectativa es que, al resolver el problema con los holdouts, la Argentina finalmente deje de depender de Venezuela y de los bancos locales y pueda acceder, una vez más, a los mercados de crédito internacionales a un costo menor.
Aún son inciertas las condiciones del posible canje de deuda. Algunos especialistas financieros creen que el nuevo acuerdo podría ser aún menos favorable para los bonistas que el canje de la deuda del 2005. El valor actual de la deuda Argentina en default denominada en dólares es aproximadamente de 25 centavos por dólar (un valor menor que el de los instrumentos ofrecidos en el intercambio original). Esto plantea interrogantes sobre cuántos bonistas estarían dispuestos a aceptar iguales términos o incluso condiciones menos atractivas que las ofrecidas en el canje del 2005.
Desde el punto de vista político, Cristina Fernández parece dispuesta a ofrecer un nuevo intercambio de la deuda, siempre que no pierda prestigio al hacer concesiones adicionales a los bonistas. Esto es una mala señal para las expectativas de los holdouts de obtener un acuerdo mejor.
La Argentina necesita acordar con los bonistas para volver a tener acceso a los mercados internacionales de capital. En este momento, un acuerdo con condiciones similares a las de la reestructuración original de la deuda podría ser aceptable para ambas partes.
De no lograrse ningún avance, la posición de financiamiento de la Argentina se vería cada vez más en peligro.