Lo aseguró Antonini, durante su declaración al recordar la llegada del vuelo con los 800.000 dólares. Qué dijo el hombre que puso en la mira al Gobierno argentino
Bajo juramento de decir la verdad, Antonini primero respondió algunas preguntas sobre quién es él y cómo se ganaba la vida. Minutos después empezó a fluir la información dura, con sus recuerdos sobre cómo terminó él en el vuelo de los US$ 800.000 decomisados y otros posibles US$ 4,2 millones que quizá sí llegaron a destino.
Hospedado en el hotel Gran Meliá de Caracas, Antonini afirmó que no tenía planes de viajar a Buenos Aires, sino que la noche del vuelo estaba invitado a una fiesta de cumpleaños. Pero sus planes comenzaron a torcerse cuando lo convocaron a un almuerzo con altos funcionarios de la petrolera estatal venezolana, Pdvsa, y el entonces referente comercial de la Argentina para Venezuela, Claudio Uberti, tal como reveló LA NACION en mayo último.
Los comensales eran el presidente de Pdvsa para la Argentina, Diego Uzcátegui, y su hijo Daniel, más Uberti y su secretaria, Victoria Bereziuk; una directora de la petrolera venezolana, Marjorie Gutiérrez, y otra mujer con buenas relaciones con el poder chavista.
-¿Cuánto tiempo permaneció en Caracas?, le preguntó el fiscal Thomas Mulvihill al hombre quizá más odiado por la Casa Rosada del último año.
-Menos de 26 horas.
-¿Por qué?
-Cambié de planes porque Victoria Bereziuk, Diego Uzcátegui y Marjorie Gutiérrez me lo sugirieron.
Según Antonini, los tres le plantearon que debía subirse al avión. Allí tendría una oportunidad única de conversar con Uberti sobre alguna posibilidad de ganar un contrato cuando se construyera el luego fallido Gasoducto del Sur.
Pero el viaje resultó fatídico. Salió tarde porque Uberti se demoró "en una comida privada con Rafael Ramírez", el aún poderoso presidente de Pdvsa y, para colmo, no pudieron hablar de negocios durante el vuelo. "Había turbulencias", explicó.
Las revelaciones de Antonini tomaron temperatura cuando recordó su última llegada a la Argentina. "Una vez en el aeropuerto de Buenos Aires las maletas eran puestas en camionetas que esperaban allí. En un momento, un agente de Aduana dijo que trajeran de vuelta todas las maletas porque había que controlarlas. Pero nadie le hizo caso, no les importó para nada y todos se fueron. Tomé la última maleta que quedaba y una agente de Aduana me preguntó qué llevaba. Yo le dije que debían ser libros porque era pesada."
Enseguida recreó el momento en el que abrieron una maleta y aparecieron los 800.000 dólares: "Yo dije: «¿y esto?» Daniel Uzcategui me miró y se encogió de hombros".
Y con los dólares sobre la mesa, la saga sólo empeoró, según rememoró cuando Mulvihill le mostró una copia del acta en la que él reconoce como propio todo ese dinero.
-¿Quién la revisó (por el acta)?
-Una señora que se enojó porque yo decía que el dinero no era mío, que era de Uberti. Me dijo: "Cállese. Me enviaron aquí para solucionar este problema".
En el acta, el domicilio que aparece como propio es, en realidad, de Durán, algo que Antonini justificó porque no quería que se supiera esa noche que él era ciudadano norteamericano. "A los norteamericanos los tratan muy mal en Sudamérica", dijo.
-¿Qué dice el acta sobre de quién era el dinero?, continuó Mulvihill.
-Que era mío.
-¿Era su dinero?
-¡No señor!
-¿Por qué firmó el acta?
-Creí que era la única forma de salir del aeropuerto.