El equipo de Porto Alegre empató 2 a 2 con Sao Paulo y obtuvo por primera vez en su historia el principal trofeo de América. Hubo 50 mil espectadores en el Beira Rio
El Internacional de Porto Alegre se adjudicó por primera vez en su historia la Copa Libertadores de América, al igualar 2-2 con el Sao Paulo en el duelo revancha entre brasileños disputado en el estadio Beira Rio de Porto Alegre, ante unos 50.000 espectadores.
El gol de la apertura fue del atacante de Inter, Fernandao, a los 29m, en tanto el empate fue del defensa Fabao (51m), Tinga anotó el segundo local (66m), pero Lenilson (85m) volvió a empatar para Sao Paulo.
La final fue dirigida por el argentino Horacio Elizondo, quien en algún momento estivo por suspender el cotejo, debido a las bengalas arrojadas por los simpatizantes del conjunto local.
La victoria 2-1 conquistada por Inter el miércoles pasado en el monumental Morumbí ante un desconocido Sao Paulo, animó al once del técnico Abel Braga, que demostró aplomo para manejar el trámite, pues apenas precisaba de un empate para alzar el cetro.
Este es el máximo logro en 97 años de historia que el club gaúcho (de Rio Grande do Sul), que alzó por primera vez un título internacional y que cobró revancha de la final de la Libertadores que perdió en 1980 ante Nacional de Uruguay.
La contienda decisiva, que al igual que 2005 enfrentó a brasileños, tuvo dura marca y pierna fuerte, salpicada por emoción alternada pues Inter manejó mejor el primer tiempo y Sao Paulo dominó el segundo.
Sao Paulo no estuvo en su nivel habitual, pero además tuvo bajas, abusó a veces de pelotazos y sobre todo falló en la definición, aunque luchó hasta el final.
Un gol perdido por el uruguayo Lugano, una grave falla del portero-artillero Rogerio Ceni fueron decisivos para la definición del título, mientras en Inter fue todo lo contrario con salvadas del meta Clemer y buena labor en el área rival de Fernandao.
Sao Paulo tuvo tres bajas, una obligada, el volante Josué por expulsión en el primer juego, en tanto el defensa Alex Dias no recibió una autorización judicial tras un reclamo de su club Goiás, y el ariete Ricardo Olivera no pudo estar porque el Betis de España finalmente no autorizó extender su préstamo.
Los tricolores paulistas, que jugaban su sexta final y buscaban su cuarta Libertadores, no repitieron y entregaron el título sin lucir, pero con dura pelea.