El jefe de Gabinete, desgastado por la pelea con el campo, se iría luego de que el Senado convierta en ley las retenciones móviles. Ya le buscan un reemplazo
El ciclo de Alberto Fernández, el poderoso jefe de Gabinete durante todo el tiempo que el matrimonio Kirchner estuvo en la Casa Rosada, llegó a su fin.
El funcionario se iría antes de fin de mes del Gobierno, desgastado por el pelea monumental con el campo, y luego de perder la confianza del ex presidente Néstor Kirchner, quien le criticó su manejo de la pelea agropecuaria.
“Vayan buscando trabajo. Lo más rápido que puedan”, le dijo Fernández a sus colaboradores, según indicó el diario PERFIL.
Desde el kirchnerismo no negaron la versión. El jefe de la bancada oficialista en el Senado, Miguel Pichetto, deslizó que "indudablemente hay que buscar un sustituto" para el jefe de Gabinete.
Acerca de los trascendidos sobre si Fernández podría renunciar a su cargo luego de que las retenciones móviles sean votadas en el Senado, Pichetto sostuvo que no puede "ratificar" esa versión, aunque soltó que "indudablemente hay que buscar la figura del
sustituto".
El propio jefe de Gabinete ha manifestado en ocasiones anteriores, en especial durante el auge del conflicto con el sector agropecuario, que se encuentra "cansado" ya que cumplió con todo el mandato del gobierno de Néstor Kirchner, y le tocó lidiar
ahora con el conflicto del campo, que creció aceleradamente.
Varias fuentes oficiales consultadas por PERFIL coincidieron en afirmar que la fecha para la salida de Fernández del Gobierno no está fijada, pero casi. Aseguran que será una vez que el Senado dé luz verde a la Resolución 125, la semana próxima (según los cálculos optimistas del oficialismo), y antes de fin de mes, cuando el kirchnerismo plantee otra batalla que se las trae: el ingreso y tratamiento en el Congreso de la nueva ley de radiodifusión.
Desde hace semanas, Fernández luce agotado física, mental y políticamente. El derrumbe se inició con el estallido de la crisis del campo, sobre la que el jefe de Gabinete intentó maniobrar sin ningún éxito como el principal interlocutor oficial frente a la Mesa de Enlace de las entidades rurales.
Tal es su cansancio que hasta el subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental de EE.UU., Tom Shannon, tomó nota de ello durante la visita que hizo en las últimas 48 horas a nuestro país. “Invité a Fernández a visitarnos lo más rápido posible, más que nada para que descanse un poquito”, señaló Shannon (ver página 6).
El crecimiento del conflicto con el sector agropecuario multiplicó los embates internos en el kirchnerismo contra Alberto F. A los tradicionales dardos que parten sin descanso de los “pingüinos” (entre los que se destaca el ministro planificador Julio De Vido), se sumaron gobernadores (Mario Das Neves picó en punta), sindicalistas (Hugo Moyano) e influyentes en el circuito presidencial del doble comando.
Esas presiones se hicieron evidentes durante un encuentro que Kirchner tuvo en la sede del PJ antes de la votación en Diputados de las retenciones móviles. Allí el ex presidente escuchó las sugerencias (el formato de reclamo suele ser contraproducente) de mandatarios provinciales, legisladores, intendentes y sindicalistas para que Alberto F pasara al freezer, entre otros puntos.
“Néstor cree que ‘ya está’. Le facturó gran parte de los errores del último tiempo. Y eso a Alberto lo desgastó todavía más”, comentó una fuente de origen patagónico. No hay unanimidad respecto al rol del funcionario en la estrategia de derivación legislativa de la pelea con el campo. Unos dicen que la armó él con Cristina. Otros, que sólo la siguió a la distancia y fueron otros miembros del Gobierno los que pusieron el cuerpo.
Lo cierto es que el jefe de Gabinete bajó muchísimo el perfil en los últimos tiempos. De paladín comunicacional K pasó casi al ostracismo y limita sus apariciones públicas a contados actos oficiales, como los que tuvo que protagonizar con el subsecretario Shannon.
De hecho, mientras hace 20 días en el Hotel Panamericano se sentaba en primera fila mientras Kirchner rompía su silencio ante los periodistas en cinco años, el jueves ni apareció por la segunda conferencia de prensa del esposo presidencial. Y ayer apenas hizo un vuelo rasante por la reunión de Kirchner con movimientos sociales (ver aparte).