Se presentaron en el pequeño villorrio de Unity, movidos por el objetivo común de que el Partido Demócrata desaloje a los republicanos de la Casa Blanca
El candidato Barack Obama y la senadora Hillary Clinton se presentaron hombro a hombro en el pequeño villorrio de Unity, movidos por el objetivo común de que el Partido Demócrata desaloje a los republicanos de la Casa Blanca en las elecciones presidenciales de noviembre.
"Hola Unity", dijo Clinton a los pobladores reunidos ante el estrado. "Unity no es apenas un hermoso lugar, como podemos ver, también es un bello sentimiento", agregó, haciendo un juego de palabras con el nombre de la ciudad, equivalente a "unidad".
"Estoy segura de que lo que empezamos aquí, en este lugar de Unity, terminará en el Capitolio (sede del Congreso estadounidense), cuando Barack Obama asuma el cargo como nuestro nuevo presidente".
El candidato a la Casa Blanca, por su parte, afirmó que él, los demócratas y el pueblo estadounidense necesitan contar con la ayuda de Hillary y Bill Clinton para llevar a cabo los cambios que desean introducir en el país.
"Precisamos de ellos, realmente los necesitamos", insistió, "no sólo mi equipo de campaña sino también todos los estadounidenses necesitamos su actitud de servicio y su visión, así como su sabiduría, en los próximos meses y años, porque es así como vamos a aportar unidad al Partido Demócrata, y es así como vamos a aportar unidad a Estados Unidos, y es así como vamos a contribuir al sueño estadounidense en todos los rincones y en todos los estados de este gran país que amamos", añadió el candidato.
Los partidarios de Obama se mostraban exultantes en el acto. Obama "representará un gran cambio para Estados Unidos. Creo que es un soplo de aire fresco", dijo Mary Beth Webb, quien llegó desde Newbury, Vermont con su hijo de once años, Timothy.
"El proclama lo que todos los estadounidenses queremos oír, que es cambio", añadió Anne Wilson, de Craftsbury, en el estado de Vermont.
Ambos ex rivales volaron juntos hacia el pequeño poblado del estado nororiental de Nueva Hampshire, para su primera aparición en campaña desde que Obama derrotó a Clinton en la lucha por la nominación demócrata a comienzos de junio.
La escuela primaria de este pueblo del estado nororiental de Nueva Hampshire que cuenta con 1.100 habitantes, "y eso contando todas las vacas", según una broma de un poblador, fue tomada como por asalto por militantes del Partido Demócrata provenientes de toda la región.
En la noche del jueves, ambos ex rivales se habían reencontrado en un gran hotel de Washington, en una reunión cargada de emoción, con la participación de los donantes de recursos para las elecciones.
Barack Obama extendió en esa ocasión un cheque de 2.300 dólares (el máximo autorizado por la ley) para ayudar a Clinton a enjugar sus deudas de campaña, estimadas en 22,5 millones de dólares, de los cuales 11,4 millones provenían de su fortuna personal.
El candidato fue calurosamente aplaudido al anunciar que había pedido a sus principales
donantes que "sacaran su chequera y pusieran manos a la obra (...) puesto que es preciso ocuparse de la deuda restante" (de Clinton), dijo.
En compensación, la senadora por Nueva York, que se había mantenido discretamente apartada tras ofrecer públicamente su apoyo a Obama el 7 de junio, pidió a sus seguidores olvidar cualquier eventual amargura, "porque ahora es preciso que la elección de Barack Obama como presidente de Estados Unidos sea la prioridad de nuestras vidas".
El jueves por la noche, reveló la admiración que había despertado la candidatura de la señora Clinton en la casa de su abuela, que en su vida profesional escaló uno por uno los peldaños del escalafón de un banco, pasando de secretaria a vicepresidente.
En la primaria demócrata del 8 de enero, los electores del poblado se dividieron en partes iguales, dando 107 votos a cada candidato, mientras que en el estado de Nueva Hampshire, la senadora ganó en forma muy ajustada, desmintiendo todos los sondeos.