El "burrito" y el "Cholo" discutieron previo al último partido del Clausura. Ortega amenaza irse y Simeone está firme en su postura. Todo el diálogo que desató el conflicto
La llegada de Ariel Ortega a la concentración de River en condiciones deplorables encendió la mecha el sábado por la mañana. La bronca de Diego Simeone encontró eco en una parte del plantel y el entrenador decidió que al día siguiente no contaría con el jujeño para jugar contra Banfield, en la última fecha del Clausura.
El anuncio fue el domingo antes del mediodía, a pocas horas del encuentro que se disputó en el sur bonaerense (y que finalmente River ganó por 3 a 2). Luego de eso llegó la drástica decisión del jugador de abandonar el club "por culpa del cuerpo técnico", según alegó él mismo. El diálogo, reproducido por C5N, fue subiendo de tono progresivamente:
-Simeone: "Ariel, yo te doy la 10, la capitanía, el liderazgo y todo lo demás en tanto vos nos devolvés a mí y al grupo. Pero si no estás en condiciones, no podés jugar".
-Ortega: "Cholo, no seas vigilante, no me hagas esto. Mañana hablamos, pero dejame jugar el partido… es el último".
-Simeone: "No. Así no. Lo que te propongo es que vengas con nosotros; entrás a la cancha con el trofeo del campeonato, pero vas al banco".
-Ortega: "No, por favor. No me hagas esto. Dejame jugar".
-Simeone: "Ariel, no estás en condiciones. Y además, si te pongo, creo un precedente muy malo para el grupo. Así no. Lo lamento".
-Ortega: "Si no juego, no voy".
-Simeone: "No vengas. Ahora se lo comunico al grupo".
Eso hizo Simeone y, según trascendió, el resto del plantel avaló su decisión. Poco después, la gente de River ofreció una especie de fallo dividido desde las tribunas: cantaron por El Burrito, pero también por El Cholo.
Mañana se resolverá gran parte de esta historia, cuando a su regreso de Paraguay, el presidente de River, José María Aguilar, se reúna con ambas partes, aunque por separado.
Su intención es la de contar con el entrenador y con el jugador para la próxima temporada, por más que eso parezca imposible luego de otro domingo con más furia que euforia.